Gefunden 129 Ergebnisse für: Galaad

  • Tenía treinta hijos, que montaban treinta burros, y treinta ciudades, que se llaman todavía hoy las aldeas de Jaír, en el país de Galaad. (Jueces 10, 4)

  • Estos molestaron y oprimieron a los israelitas desde aquel año durante dieciocho años, a todos los israelitas que vivían al otro lado del Jordán, en el país amorreo de Galaad. (Jueces 10, 8)

  • Los amonitas se concentraron y vinieron a acampar en Galaad. También los israelitas se reunieron y acamparon en Mizpá. (Jueces 10, 17)

  • Allí el pueblo y los dirigentes de Galaad se preguntaron: «¿Quién se pondrá al frente de todos nosotros para pelear contra los amonitas? A ése lo haremos jefe de todos los habitantes de Galaad.» (Jueces 10, 18)

  • Jefté, el galaadita, era un valiente guerrero. Era hijo de una prostituta y Galaad era su padre. (Jueces 11, 1)

  • Pero, después, la mujer de Galaad le dio hijos y, al crecer éstos, echaron a Jefté diciéndole: «Tú no tendrás parte ni herencia en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer.» (Jueces 11, 2)

  • Los dirigentes de Galaad, pues, fueron a buscar a Jefté al país de Tob (Jueces 11, 5)

  • Jefté respondió a los dirigentes de Galaad: «¿No son ustedes los que por odio me echaron de la casa de mi padre? ¿Por qué acuden a mí ahora que están en aprieto?» (Jueces 11, 7)

  • Los dirigentes le contestaron: «Por esta razón precisamente venimos a buscarte y queremos hacerte nuestro jefe y el de todo Galaad, con tal de que pelees con los amonitas.» (Jueces 11, 8)

  • Jefté respondió a los dirigentes de Galaad: «Son ustedes quienes me piden volver para combatir a los amonitas. Pues bien, si Yavé me da la victoria, yo seré el jefe de todos ustedes.» (Jueces 11, 9)

  • Volvió, pues, Jefté con los dirigentes de Galaad y el pueblo lo hizo su jefe y su general; Jefté repitió todas sus condiciones en Mizpá, delante de Yavé. (Jueces 11, 11)

  • El espíritu de Yavé fue sobre Jefté. Recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mizpá de Galaad y luego entró al territorio de los amonitas. (Jueces 11, 29)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina