Gefunden 122 Ergebnisse für: Jóvenes

  • los jóvenes al verme se retiraban y los ancianos se ponían de pie, (Job 29, 8)

  • Pero ahora se ríen de mí unos más jóvenes que yo y cuyos padres, para mí, no eran dignos ni de mezclarse con los perros de mi ganado. (Job 30, 1)

  • jóvenes y muchachas, ancianos con los niños. (Salmos 148, 12)

  • «gimieron los jefes y los ancianos, se desanimaron los jóvenes y las muchachas, y las mujeres se pusieron pálidas; (1 Macabeos 1, 26)

  • los objetos preciosos que hacían su fama fueron llevados como botín, sus niños fueron asesinados en las plazas, y sus jóvenes pasados por la espada de los enemigos. (1 Macabeos 2, 9)

  • Los ancianos se sentaban en las plazas y todos hablaban de prosperidad; y los jóvenes vestían vistosos trajes de guerra. (1 Macabeos 14, 9)

  • Las mujeres, ceñidas de saco desde los pechos, llenaban la calle. Las más jóvenes, que no debían todavía salir a la calle, unas corrían hacia las puertas, otras subían a los muros y otras se asomaban por las ventanas. (2 Macabeos 3, 19)

  • Aparecieron también dos jóvenes robustos y muy hermosos, magníficamente vestidos, que, poniéndose a ambos lados de Heliodoro, lo azotaban sin cesar, moliéndolo a golpes. (2 Macabeos 3, 26)

  • Mientras el Sumo Sacerdote ofrecía el sacrificio de expiación, se aparecieron otra vez a Heliodoro los mismos jóvenes, vestidos de la misma manera, y poniéndose ante él le dijeron: «Da gracias al Sumo Sacerdote Onías, pues por él te concede el Señor la gracia de vivir; (2 Macabeos 3, 33)

  • Perecieron jóvenes y viejos; fueron asesinados hombres, mujeres y niños y pasaron por la espada tanto a niños de pecho como a muchachos. (2 Macabeos 5, 13)

  • pues muchos jóvenes creerían que yo, a los noventa años, me he pasado a las costumbres paganas. (2 Macabeos 6, 24)

  • Así dejaré a los jóvenes un ejemplo generoso, muriendo valientemente por las sagradas y santas leyes.» Habiendo dicho esto, se entregó al suplicio. (2 Macabeos 6, 28)


“Diga ao Senhor: Faça em mim segundo a Tua vontade, mas antes de mandar-me o sofrimento, dê-me forças para que eu possa sofrer com amor.”. São Padre Pio de Pietrelcina