Gefunden 70 Ergebnisse für: Ropas

  • Cuarenta años los cuidaste en el desierto y nada les faltó; ni sus ropas se gastaron ni se hincharon sus pies. (Nehemías 9, 21)

  • Da de tu pan al hambriento, y de tus ropas al desnudo. Da todo cuanto te sobre, y cuando lo hagas no te arrepientas. (Tobías 4, 16)

  • Entonces Ragüel le entregó a su esposa Sara y la mitad de todos sus bienes: bueyes, carneros, burros, camellos, ropas, plata y utensilios, (Tobías 10, 10)

  • Gritó muy fuerte y rasgó sus ropas. (Judit 14, 16)

  • Sus damas de compañía y sus sirvientes le contaron a Ester lo que estaba haciendo Mardoqueo. Ella se angustió mucho y le mandó a su tío ropas para que se las pusiera en vez del saco. (Ester 4, 4)

  • Transcurridos los tres días de ayuno y oraciones, Ester se quitó sus ropas de penitente y se vistió con un traje de gala. (Ester 15, 4)

  • tú me hundirías en las inmundicias, y mis propias ropas tendrían horror de mí. (Job 9, 31)

  • Benjamín, el menor, abre el cortejo, los príncipes de Judá con ropas bordadas, los príncipes de Zabulón, los de Neftalí. (Salmos 68, 28)

  • Más aún, dio órdenes para que Jonatán se pusiera ropas de rojo púrpura, como se hizo. El rey lo hizo sentar junto a él (1 Macabeos 10, 62)

  • Se enojó con Andrónico y le quitó inmediatamente su cargo. Luego ordenó que le rasgaran las ropas y lo condujeran, atravesando toda la ciudad, hasta el lugar donde había cometido el asesinato de Onías, y allí mismo ordenó que le echaran fuera de este mundo, dándole así Dios la pena merecida. (2 Macabeos 4, 38)

  • Lleva siempre ropas blancas y que nunca falte el oleo para perfumar tu cabeza. (Eclesiastés (Qohelet) 9, 8)

  • Salto de alegría delante de Yavé, y mi alma se alegra en mi Dios, pues él me puso ropas de salvación y me abrigó con el chal de la justicia, como el novio se coloca su corona, o como la esposa se arregla con sus joyas. (Isaías 61, 10)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina