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  • El sacerdote derramará la sangre sobre el altar de Yavé a la entrada de la Tienda de las Citas y quemará las grasas como calmante olor para Yavé. (Levítico 17, 6)

  • Porque el alma de todo ser viviente está en su sangre, y yo les di la sangre para que la lleven al altar para el rescate de sus almas, pues esta sangre paga la deuda del alma. (Levítico 17, 11)

  • Pero, debido a su defecto corporal, no irá hasta el velo ni se acercará al altar; así no profanará mi santuario, porque yo soy Yavé, que a ellos los santifico.» (Levítico 21, 23)

  • Nunca ofrezcan a Yavé ni pongan en el altar como sacrificio por el fuego para Yavé, un animal ciego, quebrado, mutilado, con llagas o sarna. (Levítico 22, 22)

  • del cortinaje del atrio y de la cortina de entrada al atrio que rodea la Morada, del altar y de las cuerdas necesarias para todo su servicio. (Números 3, 26)

  • Sobre el altar de oro extenderán un paño de púrpura. Lo cubrirán con una cubierta de cuero fino, y le pondrán las varas. (Números 4, 11)

  • Quitarán las cenizas del altar y extenderán sobre él un paño escarlata. (Números 4, 13)

  • los cortinajes del atrio y la cortina de la entrada de la puerta anterior al atrio que rodea la Morada y el altar. También las cuerdas y todos los utensilios que usan en su servicio. Todo lo que se necesita para su trabajo. (Números 4, 26)

  • El sacerdote tomará de manos de la mujer la ofrenda por los celos, la llevará a la presencia de Yavé y la pondrá sobre el altar. (Números 5, 25)

  • Luego tomará un puñado de la harina ofrecida en sacrificio y la quemará sobre el altar; finalmente, dará a beber el agua amarga a la mujer. (Números 5, 26)

  • El día en que Moisés terminó la Morada, la ungió y la santificó con todo su mobiliario. Después de la consagración del altar y de todos sus utensilios, (Números 7, 1)

  • Los jefes hicieron su ofrenda en ese día de la dedicación del altar, y presentaron su ofrenda delante del altar que acababa de ser consagrado. (Números 7, 10)


“Nossa Senhora recebeu pela inefável bondade de Jesus a força de suportar até o fim as provações do seu amor. Que você também possa encontrar a força de perseverar com o Senhor até o Calvário!” São Padre Pio de Pietrelcina