Gefunden 75 Ergebnisse für: dueño

  • Señor, Padre y dueño de mi vida, no me abandones al capricho de mis labios, no permitas que caiga por culpa de mis palabras. (Sirácides (Eclesiástico) 23, 1)

  • Explicar este mundo de maravillas es una cosa que le queda grande aun a los Santos del Señor. Porque el Señor, Dueño del Universo, le dio consistencia en su propia gloria. (Sirácides (Eclesiástico) 42, 17)

  • El buey conoce a su dueño y el burro el pesebre de su señor; pero Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.» (Isaías 1, 3)

  • Cuando pidas auxilio, ¡que te salven tus ídolos despreciables! El viento se los llevará a todos, desaparecerán de un soplo. Pero aquel que confía en mí poseerá el país y será dueño de mi Cerro Santo. (Isaías 57, 13)

  • ¿Acaso yo te había hecho esclavo, o te había sometido a algún dueño? ¿Por qué, pues, ahora saquean a Israel? (Jeremías 2, 14)

  • Vuelvan, hijos rebeldes, dice Yavé, porque yo soy su Dueño. Elegiré de ustedes a uno de esa ciudad y dos de aquella familia y los introduciré en Sión. (Jeremías 3, 14)

  • Tú sabes, Yavé, que el hombre no es dueño de su camino, y mientras camina no está seguro de sus pasos. (Jeremías 10, 23)

  • De manera que vale más un rey que muestra su poder, o cualquier mueble útil en una casa, del cual se precia el dueño, o la puerta de la casa, que guarda lo que hay dentro de ella, que los falsos dioses. (Baruc 6, 58)

  • Por ustedes pasarán gente de mi pueblo de Israel, y éste será dueño y heredero de ustedes. Tierra de Issrael, tú no permanecerás más sin hijos. (Ezequiel 36, 12)

  • Tendrá la victoria en sus guerras y se hará dueño de sus mismos dioses, sus estatuas y sus objetos de plata y oro. Este será el botín que se llevará a Egipto; y durante algunos años se quedará lejos del rey del norte (Daniel 11, 8)

  • Sus faltas les impiden volver a su Dios, un espíritu de prostitución se ha hecho dueño de ellos y ya no conocen a Yavé. (Oseas 5, 4)

  • Si les gustan unos campos, se los roban; si unas casas, se las toman. Se apoderan de la casa y de su dueño, de un hombre y de su propiedad. (Miqueas 2, 2)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina