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  • Entonces mandó buscar a Tecoa a una mujer inteligente y le dijo: «Te ruego finjas estar de duelo. Vístete de luto y no te perfumes con aceite de modo que parezcas una mujer que desde hace tiempo lleva luto por un muerto. (2 Samuel 14, 2)

  • Lo sepultaron y todo Israel hizo duelo por él, cumpliéndose lo que Yavé había dicho por medio del profeta Ajías. (1 Reyes 14, 18)

  • Sus servidores lo sacaron del carro y, pasándolo a otro carro que tenía, lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Fue sepultado en los sepulcros de sus padres y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías. (2 Crónicas 35, 24)

  • Al escuchar estas palabras, me senté y me puse a llorar. Me puse de duelo algunos días, aguardando y rezando ante el Dios del Cielo. (Nehemías 1, 4)

  • muy triste, acordándome de las palabras que el profeta Amós dijo contra Betel: «Sus fiestas se convertirán en duelo, y sus canciones en llanto.» (Tobías 2, 6)

  • En esta ocasión el pueblo estuvo de duelo siete días. Antes de morir distribuyó su hacienda entre los parientes de su esposo y los suyos. (Judit 16, 24)

  • De igual manera, apenas se conoció en las provincias el edicto real, todo era entre los judíos duelo, ayuno, lágrimas y lamentos. Muchos dormían vestidos de saco y en medio de la ceniza. (Ester 4, 3)

  • para recordar que en esos días los judíos se habían librado de sus enemigos y que, en ese mes, su angustia se había cambiado en felicidad y su duelo en día de fiesta. Los convidaba, pues, a que ese día lo pasaran alegremente, se enviaran regalos unos a otros y dieran limosna a los pobres. (Ester 9, 22)

  • Tu has cambiado mi duelo en una danza, me quitaste el luto y me ceñiste de alegría. (Salmos 30, 12)

  • Hubo un gran duelo en todo el país de Israel, (1 Macabeos 1, 25)

  • Tan grande como su gloria fue su ignominia, y su grandeza se cambió en duelo. (1 Macabeos 1, 40)

  • Matatías y sus hijos rasgaron sus vestiduras y se vistieron de saco, y celebraron un gran duelo. (1 Macabeos 2, 14)


“Seja paciente nas aflições que o Senhor lhe manda.” São Padre Pio de Pietrelcina