Gefunden 46 Ergebnisse für: lepra

  • ¿Acaso no son mejores el Abaná y el Farfar, ríos de Damasco, que todos los ríos del país de Israel? ¿No podría bañarme en los ríos de Damasco para mejorarme de la lepra?» (2 Reyes 5, 12)

  • Pero también la lepra de Naamán se pegará a ti y a todos tus descendientes para siempre.» Y Guejazí salió de su presencia con lepra blanca como la nieve. (2 Reyes 5, 27)

  • El rey fue víctima de una plaga de Yavé, pues enfermó de lepra, y quedó leproso hasta el día de su muerte. Vivió en una casa aislada, mientras Jotam, su hijo, estaba al frente de la casa del rey y administraba justicia al reino. (2 Reyes 15, 5)

  • Entonces Ozías, que tenía en la mano un incensario para ofrecer incienso, se enfureció y mientras que se enojaba contra los sacerdotes brotó la lepra en su frente, a vista de los sacerdotes, en la Casa de Yavé, junto al altar del incienso. (2 Crónicas 26, 19)

  • El sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes, al mirarlo, vieron que tenía lepra en la frente. Por lo cual lo echaron de allí rápidamente; y él mismo se apresuró a salir porque Yavé lo había herido. (2 Crónicas 26, 20)

  • la lepra devora su piel, una fiebre mortal consume sus miembros, (Job 18, 13)

  • Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.» Al momento quedó limpio de la lepra. (Evangelio según San Mateo 8, 3)

  • Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. (Evangelio según San Marcos 1, 42)

  • Estando Jesús en uno de esos pueblos, se presentó un hombre cubierto de lepra. Apenas vio a Jesús, se postró con la cara en tierra y le suplicó: «Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.» (Evangelio según San Lucas 5, 12)

  • Y al instante le desapareció la lepra. Jesús le dio aviso que no lo dijera a nadie. «Vete, le dijo, preséntate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como ordenó Moisés, pues tienes que hacerles tu declaración.» (Evangelio según San Lucas 5, 14)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina