Gefunden 1995 Ergebnisse für: naciones de la tierra

  • «Esta es mi alianza que voy a pactar contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. (Génesis 17, 4)

  • No te llamarás más Abram, sino Abrahán, pues te tengo destinado a ser padre de una multitud de naciones. (Génesis 17, 5)

  • Yo te haré crecer sin límites, de ti saldrán naciones y reyes, de generación en generación. (Génesis 17, 6)

  • Yo te daré a ti, y después de ti a tu posteridad, la tierra en que vives como peregrino, es decir, toda la tierra de Canaán, en posesión perpetua, y seré el Dios de los tuyos.»La circuncisión (Génesis 17, 8)

  • Entonces Abrahán, agachándose hasta tocar la tierra con su cara, se puso a reír, pues pensaba: «¿Acaso le va a nacer un hijo a un hombre de cien años? ¿Y puede Sara, a sus noventa años, dar a luz?» (Génesis 17, 17)

  • Al levantar sus ojos, Abrahán vio a tres hombres que estaban parados a poca distancia. En cuanto los vio, corrió hacia ellos y se postró en tierra, (Génesis 18, 2)

  • cuando justamente quiero que salga de él una nación grande y poderosa, y que a través de él sean bendecidas todas las naciones de la tierra? (Génesis 18, 18)

  • ¡Tú no vas a hacer algo semejante, permitir que el bueno sea tratado igual que el malvado! ¿O es que el juez de toda la tierra no aceptará lo que es justo?» (Génesis 18, 25)

  • Miró hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la comarca del valle y vio una gran humareda que subía de la tierra, semejante a la humareda de un horno. (Génesis 19, 28)

  • Después Abimelec agregó: «Ahí tienes a mi tierra, puedes vivir donde quieras.» (Génesis 20, 15)

  • Por eso júrame ahora mismo ante Dios que no me harás daño, ni a mí, ni a mis hijos, ni a mis descendientes, sino que usarás conmigo y con esta tierra en la que habitas, la misma bondad que yo he usado contigo.» (Génesis 21, 23)

  • Y porque has obedecido a mi voz, todos los pueblos de la tierra serán bendecidos a través de tu descendencia.» (Génesis 22, 18)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina