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Por este bautismo en su muerte fuimos sepultados con Cristo, y así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros empezamos una vida nueva. (Carta a los Romanos 6, 4)
ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor. (Carta a los Romanos 8, 39)
con cantidad de milagros y prodigios, y el poder del Espíritu Santo. Desde Jerusalén hasta el Ilírico, por todas partes he esparcido la Buena Nueva de Cristo. (Carta a los Romanos 15, 19)
Echen fuera la vieja levadura y purifíquense; ustedes han de ser una masa nueva, pues si Cristo es para nosotros la víctima pascual, ustedes son los panes sin levadura. (1º Carta a los Corintios 5, 7)
De igual manera, tomando la copa, después de haber cenado, dijo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Todas las veces que la beban háganlo en memoria mía.» (1º Carta a los Corintios 11, 25)
Quiero recordarles, hermanos, la Buena Nueva que les anuncié. Ustedes la recibieron y perseveran en ella, (1º Carta a los Corintios 15, 1)
Incluso nos ha hecho encargados de una nueva alianza, que ya no es cosa de escritos, sino del Espíritu. Porque lo escrito da muerte, mientras que el Espíritu da vida. (2º Carta a los Corintios 3, 6)
Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha llegado. (2º Carta a los Corintios 5, 17)
No hagamos ya distinción entre pueblo de la circuncisión y mundo pagano, porque una nueva creación ha empezado. (Carta a los Gálatas 6, 15)
que en Cristo Jesús los pueblos paganos tienen derecho a la herencia, que ya no están aparte, y que van a gozar de la promesa. Esta es la Buena Nueva (Carta a los Efesios 3, 6)
El es la imagen del Dios que no se puede ver, y para toda criatura es el Primogénito, (Carta a los Colosenses 1, 15)
Pero por supuesto, perseveren en la fe; muéstrense firmes, cimentados en ella; no se desvíen de su esperanza; tengan siempre presente el Evangelio que han oído, que ha sido predicado a toda criatura en este mundo, y del que yo Pablo he llegado a ser encargado. (Carta a los Colosenses 1, 23)