Gefunden 154 Ergebnisse für: oración de Tobías

  • Entonces se presentaron al rey y le dijeron sobre la prohibición real: «¿No firmaste tú una prohibición según la cual todo el que dirigiera, en el término de treinta días, una oración a cualquiera que fuera, dios u hombre, fuera de ti, oh rey, sería echado al foso de los leones? RRespondió el rey: «La cosa está decidida, según la ley de los medos y los persas, que es irrevocable.» (Daniel 6, 13)

  • Entonces Jonás dirigió esta oración a Yavé, su Dios, desde el vientre del pez: (Jonás 2, 2)

  • Cuando en mí se me desfallecía el alma, me acordé de Yavé, y mi oración llegó a ti, a tu santo templo. (Jonás 2, 8)

  • Oración del profeta Habacuq, en forma de lamentaciones. (Habacuc 3, 1)

  • «Recoge de manos de Helday, de Tobías y de Jedaya las ofrendas de los que han vuelto del destierro, y dirígete hoy mismo a casa de Josías, hijo de Sefanías, que ha regresado de Babilonia. (Zacarías 6, 10)

  • La corona quedará en el Templo como un memorial de lo hecho por Helday, Tobías y Josías, el hijo de Sofonías. (Zacarías 6, 14)

  • (Esta clase de demonios sólo se puede expulsar con la oración y el ayuno).» (Evangelio según San Mateo 17, 21)

  • «Está escrito: Mi casa será llamada Casa de Oración. Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones.» (Evangelio según San Mateo 21, 13)

  • ¡Quítate de ahí y échate al mar!, y así sucederá. Todo lo que pidan en la oración, con tal de que crean, lo recibirán.» (Evangelio según San Mateo 21, 22)

  • Y Jesús empezó a visitar las Casas de oración de aquella gente, recorriendo toda Galilea. Predicaba y expulsaba a los demonios. (Evangelio según San Marcos 1, 39)

  • Y él les respondió: «Esta clase de demonios no puede echarse sino mediante la oración.» (Evangelio según San Marcos 9, 29)

  • Luego se puso a enseñar y les dijo: «¿No dice Dios en la Escritura: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? ¡Pero ustedes la han convertido en una guarida de ladrones!» (Evangelio según San Marcos 11, 17)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina