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Jesús ya había pasado los treinta años de edad cuando comenzó. Para todos era el hijo de José, hijo de Helí, (Evangelio según San Lucas 3, 23)
La gente salió a ver qué había pasado y llegaron a donde estaba Jesús. Encontraron junto a él al hombre del que habían salido los demonios, sentado a sus pies, vestido y en su sano juicio. Todos se asustaron. (Evangelio según San Lucas 8, 35)
¡Qué sorpresa! Unos que estaban entre los últimos son ahora primeros, mientras que los primeros han pasado a ser últimos. » (Evangelio según San Lucas 13, 30)
Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro; se agachó y no vio más que los lienzos. Así que volvió a casa preguntándose lo que había pasado. (Evangelio según San Lucas 24, 12)
Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: «¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos días?» (Evangelio según San Lucas 24, 18)
En verdad les digo: El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, vive de vida eterna; ya no habrá juicio para él, porque ha pasado de la muerte a la vida. (Evangelio según San Juan 5, 24)
Al amanecer no fue poco el alboroto entre los soldados: ¿Qué había pasado con Pedro? (Hecho de los Apóstoles 12, 18)
Cuando ya estuvieron a su lado, les dijo: «Ustedes han sido testigos de mi forma de actuar durante todo el tiempo que he pasado entre ustedes, desde el primer día que llegué a Asia. (Hecho de los Apóstoles 20, 18)
El tiempo transcurría; ya había pasado la fiesta del Ayuno y la navegación empezaba a ser peligrosa. (Hecho de los Apóstoles 27, 9)
Al cabo de tres meses subimos a bordo de un barco de Alejandría que había pasado el invierno en la isla y llevaba la insignia los Dióscuros. (Hecho de los Apóstoles 28, 11)
Lo que es y que no podemos ver ha pasado a ser visible gracias a la creación del universo, y por sus obras captamos algo de su eternidad, de su poder y de su divinidad. De modo que no tienen disculpa. (Carta a los Romanos 1, 20)
Dios lo puso como la víctima cuya sangre nos consigue el perdón, y esto es obra de fe. Así demuestra Dios cómo nos hace justos, perdonando los pecados del pasado (Carta a los Romanos 3, 25)