Gefunden 200 Ergebnisse für: pieles de animales
Me dije a mí mismo, pensando en lo que es el hombre: Dios los pone a prueba, les demuestra que no son más que animales. (Eclesiastés (Qohelet) 3, 18)
Su mal corazón los había extraviado: era una locura que adoraran a reptiles irracionales y a viles animales. Por eso en castigo les enviaste nubes de insectos, (Sabiduría 11, 15)
Para castigarlos habrías podido crear nuevas especies, animales llenos de furor, que respiraran fuego, cuyas narices lanzaran un vapor ardiente, cuyos ojos emitieran relámpagos terribles (Sabiduría 11, 18)
¡Habían llegado muy lejos por los caminos del error, tomando como dioses a los animales más feos y más despreciables! Se habían dejado engañar como niños sin juicio. (Sabiduría 12, 24)
En medio de sus sufrimientos, se indignaron con esos animales a los que habían tomado por dioses y que ahora se transformaban en los instrumentos de su castigo. Entonces descubrieron y reconocieron como Dios al que antes se negaban a ver: ese fue el motivo del castigo supremo que recayó sobre ellos. (Sabiduría 12, 27)
¡Cuánta más pena dan los que ponen su confianza en cosas muertas, y que dan el nombre de dioses a lo que ha salido de manos humanas: oro, plata cincelada, figuras de animales, y hasta la piedra inservible y que un buen día fue esculpida por alguien! (Sabiduría 13, 10)
Por eso nuestros perseguidores fueron justamente castigados por animales de ese género y atormentados por una multitud de insectos. (Sabiduría 16, 1)
Cuando nuestros enemigos tenían hambre, sintieron asco ante el aspecto horroroso de los animales que les enviaste; tu pueblo, en cambio, después de una breve privación, disfrutó de un alimento exquisito. (Sabiduría 16, 3)
Unas veces las llamas besaban para no quemarlos a los animales que habían sido enviados contra los impíos: así comprenderían que Dios quería castigarlos; (Sabiduría 16, 18)
o el estruendo de un desmoronamiento de piedras en una pendiente, o la carrera invisible de animales saltando, o aún el aullido de las fieras salvajes y el eco retumbante en las gargantas de las montañas. (Sabiduría 17, 18)
Así podrían acordarse de lo que habían visto en el país de su destierro, de como el suelo estaba cubierto no por animales sino por mosquitos, y de como el río había botado no peces sino incontables ranas. (Sabiduría 19, 10)
¿Quién se compadecerá del encantador mordido por una serpiente, o de cualquier otro que se acerca a animales peligrosos? (Sirácides (Eclesiástico) 12, 13)