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  • no actúen como si pudieran disponer de los que están a su cargo, sino más bien traten de ser un modelo para su rebaño. (1º Carta de Pedro 5, 3)

  • Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que, llegado el momento, él los levante. (1º Carta de Pedro 5, 6)

  • Dios, de quien procede toda gracia, los ha llamado en Cristo para que compartan su gloria eterna, y ahora deja que sufran por un tiempo con el fin de amoldarlos, afirmarlos, hacerlos fuertes y ponerlos en su lugar definitivo. (1º Carta de Pedro 5, 10)

  • He recurrido a Silvano, nuestro hermano, para escribirles estas breves líneas, pues lo considero digno de toda confianza. Quise animarlos y recalcar que esto es gracia de Dios: estén firmes. (1º Carta de Pedro 5, 12)

  • Su poder divino nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad, en primer lugar el conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su propia gloria y fuerza. (2º Carta de Pedro 1, 3)

  • Por eso procuro hacer todo lo necesario para que, después de mi partida, recuerden constantemente estas cosas. (2º Carta de Pedro 1, 15)

  • También condenó Dios a las ciudades de Sodoma y Gomorra reduciéndolas a cenizas, para que sirvieran de escarmiento a los malvados del futuro. (2º Carta de Pedro 2, 6)

  • Pero el Señor sabe librar de la prueba a sus servidores y reserva a los malos para castigarlos en el día del juicio. (2º Carta de Pedro 2, 9)

  • En especial esto vale para esa gente que corre tras los peores deseos de su naturaleza y desprecia la majestad del Señor. Son orgullosos y atrevidos, y no tienen miedo de insultar a los espíritus caídos, (2º Carta de Pedro 2, 10)

  • Esos hombres son como animales irracionales, que vienen a la vida para ser capturados y muertos. Después de haber injuriado lo que no pueden entender, terminarán como animales (2º Carta de Pedro 2, 12)

  • Con una esperanza así, queridos hermanos, esfuércense para que Dios los encuentre en su paz, sin mancha ni culpa. (2º Carta de Pedro 3, 14)

  • Consideren que las demoras de nuestro Señor son para nuestra salvación, como lo escribió nuestro querido hermano Pablo con la sabiduría que le fue dada, (2º Carta de Pedro 3, 15)


“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina