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  • que en el tiempo fijado dio el testimonio: se entregó para rescatar a todos. (1º Carta a Timoteo 2, 6)

  • A su debido tiempo Dios lo manifestará, el Bienaventurado y único Soberano, Rey de reyes y Señor de señores. (1º Carta a Timoteo 6, 15)

  • predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una doctrina. (2º Carta a Timoteo 4, 2)

  • Pues llegará un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros a su gusto, hábiles en captar su atención; (2º Carta a Timoteo 4, 3)

  • El habló con toda claridad en el tiempo fijado, y ese es el mensaje que me ha sido encargado por decisión de Dios, nuestro Salvador. (Carta a Tito 1, 3)

  • Cuando habla, que esté apegado a lo que es seguro, de acuerdo con la doctrina, y sea capaz de predicar la sana doctrina y al mismo tiempo sepa rebatir a los que la atacan. (Carta a Tito 1, 9)

  • Este Onésimo por un tiempo no te fue útil, pero ahora te va a ser muy útil, como lo ha sido para mí. (Carta a Filemon 1, 11)

  • Ustedes deberían ser maestros después de tanto tiempo, y en cambio, necesitan que se les vuelvan a enseñar los primeros elementos de las enseñanzas de Dios. Necesitan leche y no alimento sólido. (Carta a los Hebreos 5, 12)

  • Si una tierra absorve las lluvias que la riegan a su debido tiempo y produce pasto provechoso para quienes la cultivan, recibe la bendición de Dios; (Carta a los Hebreos 6, 7)

  • pues la Ley no trajo nada definitivo, y al mismo tiempo se nos abre una esperanza mucho mejor: la de tener acceso a Dios. (Carta a los Hebreos 7, 19)

  • Estando todo dispuesto de esta manera, los sacerdotes entran en todo tiempo en la primera habitación para cumplir su ministerio; (Carta a los Hebreos 9, 6)

  • Todo eso contiene una enseñanza para el tiempo presente: las ofrendas y sacrificios que se presentan a Dios no pueden llevar a la perfección interior a quienes los ofrecen. (Carta a los Hebreos 9, 9)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina