Gefunden 47 Ergebnisse für: Límite

  • pasaba el límite hacia la pendiente de Bet Joglá al norte, e iba a dar el límite a la lengua septentrional del mar de la Sal, en el extremo sur del Jordán. Ese era el límite meridional. (Josué 18, 19)

  • El Jordán era el límite del lado oriental. Esa fue la heredad de los hijos de Benjamín, conforme a sus clanes, con los límites que la rodean. (Josué 18, 20)

  • La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón, por clanes: el límite de su heredad se extendía hasta Sadud; (Josué 19, 10)

  • su límite subía al occidente hacia Maraalá y tocaba en Dabbéset y luego en el torrente que hay frente a Yoqneam. (Josué 19, 11)

  • De Sadud volvía el límite hacia el este, hacia la salida del sol, hasta el límite de Kislot Tabor, seguía hacia Daberat y subía a Yafía. (Josué 19, 12)

  • El límite volvía por el norte hacia Jannatón e iba a salir al valle de Yiftaj El. (Josué 19, 14)

  • Su límite tocaba en el Tabor, en Sajasima y en Bet Semes, y el límite terminaba en el Jordán; dieciséis ciudades con su aldeas. (Josué 19, 22)

  • El límite volvía a Ramá y hasta la plaza fuerte de Tiro y hasta Josá, e iba a terminar en el mar. Majaleb, Akzib, (Josué 19, 29)

  • su límite iba de Jélef y de la Encina de Saanannim y Adamí Hannéqueb y Yabneel hasta Laqcum e iba a salir al Jordán. (Josué 19, 33)

  • Volvía el límite hacia el oeste por Aznot Tabor y de allí a salir a Juqcoq, lindaba con Zabulón al sur, con Aser al oeste y con el Jordán al oriente. (Josué 19, 34)

  • luego, avanzando por el desierto, rodeó el país de Edom y el de Moab y llegó al oriente del país de Moab. Acamparon a la otra parte del Arnón, sin cruzar la frontera de Moab, pues el Arnón es el límite de Moab. (Jueces 11, 18)

  • Saúl estaba situado en el límite de Gueba, bajo el granado que está cerca de la era, y las gentes que estaban con él eran como unos seiscientos hombres. (I Samuel 14, 2)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina