Gefunden 26 Ergebnisse für: Lisias

  • En cuanto los hombres de Macabeo supieron que Lisias estaba sitiando las fortalezas, comenzaron a implorar al Señor con gemidos y lágrimas, junto con la multitud, que enviase un ángel bueno para salvar a Israel. (II Macabeos 11, 6)

  • La mayoría de éstos escaparon heridos y desarmados; el mismo Lisias se salvó huyendo vergonzosamente. (II Macabeos 11, 12)

  • Pero Lisias no era hombre sin juicio. Reflexionando sobre la derrota que acababa de sufrir, y comprendiendo que los hebreos eran invencibles porque el Dios poderoso luchaba con ellos, (II Macabeos 11, 13)

  • Macabeo asintió a todo lo que Lisias proponía, preocupado por el interés público; pues el rey concedió cuanto Macabeo había pedido por escrito a Lisias acerca de los judíos. (II Macabeos 11, 15)

  • La carta escrita por Lisias a los judíos decía lo siguiente: «Lisias saluda a la población de los judíos. (II Macabeos 11, 16)

  • La carta del rey decía lo siguiente: «El rey Antíoco saluda a su hermano Lisias. (II Macabeos 11, 22)

  • Nosotros damos nuestro consentimiento a lo que Lisias, pariente del rey, os ha concedido. (II Macabeos 11, 35)

  • Una vez terminados estos tratados, Lisias se volvió junto al rey, mientras los judíos se entregaban a las labores del campo. (II Macabeos 12, 1)

  • y que con él venía Lisias, su tutor y encargado de los negocios, cada uno con un ejército griego de 110.000 infantes, 5.300 jinetes, veintidós elefantes y trescientos carros armados de hoces. (II Macabeos 13, 2)

  • Pero el Rey de reyes excitó la cólera de Antíoco contra aquel malvado; Lisias demostró al rey que aquel hombre era el causante de todos los males, y Antíoco ordenó conducirle a Berea y darle allí muerte, según las costumbres del lugar. (II Macabeos 13, 4)

  • Lisias entonces subió a la tribuna e hizo la mejor defensa que pudo; les convenció y calmó, y les dispuso a la benevolencia. Luego partió hacia Antioquía. Así sucedió con la expedición y la retirada del rey. (II Macabeos 13, 26)

  • y que se había apoderado de la región, después de haber dado muerte a Antíoco y a su tutor Lisias. (II Macabeos 14, 2)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina