Gefunden 64 Ergebnisse für: Miel

  • Había, pues, un panal de miel por el suelo, (I Samuel 14, 25)

  • y el pueblo llegó al panal cuando la miel estaba destilando, pero nadie se llevó la mano a su boca, porque el pueblo temía la imprecación. (I Samuel 14, 26)

  • Jonatán respondió: «Mi padre ha causado un trastorno al país. Ved cómo tengo los ojos más brillantes por haber tomado este poco de miel. (I Samuel 14, 29)

  • Dijo entonces Saúl a Jonatán: «Cuéntame lo que has hecho.» Jonatán respondió: «No he hecho más que probar un poco de miel con la punta de la vara que tenía en la mano. Estoy dispuesto a morir.» (I Samuel 14, 43)

  • miel, cuajada, ovejas y quesos de vaca, y lo ofrecieron a David y a la gente que estaba con él, para que comiesen, pues se habían dicho: «La gente habrá pasado hambre, fatigas y sed en el desierto.» (II Samuel 17, 29)

  • Toma en tus manos diez panes, tortas y un tarro de miel, y entra donde él; él te revelará qué será del niño.» (I Reyes 14, 3)

  • hasta que yo llegue y os lleve a una tierra como vuestra tierra, tierra de trigo y de mosto, tierra de pan y de viñas, tierra de aceite y de miel, y viviréis y no moriréis. Pero no escuchéis a Ezequías, porque os engaña diciendo: "Yahveh nos librará." (II Reyes 18, 32)

  • Cuando se divulgó esta disposición, los israelitas trajeron en abundancia las primicias del trigo, del vino, del aceite y de la miel y de todos los productos del campo; presentaron igualmente el diezmo de todo en abundancia. (II Crónicas 31, 5)

  • Ya no verá los arroyos de aceite, los torrentes de miel y de cuajada. (Job 20, 17)

  • apetecibles más que el oro, más que el oro más fino; sus palabras más dulces que la miel, más que el jugo de panales. (Salmos 19, 11)

  • y a él lo sustentaría con la flor del trigo, lo saciaría con la miel de la peña.» (Salmos 81, 17)

  • ¡Cuán dulce al paladar me es tu promesa, más que miel a mi boca! (Salmos 119, 103)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina