Gefunden 255 Ergebnisse für: Mundo

  • Si nos difaman, respondemos con bondad. Hemos venido a ser, hasta ahora, como la basura del mundo y el desecho de todos. (I Corintios 4, 13)

  • no me refería a los impuros de este mundo en general o a los avaros, a ladrones o idólatras. De ser así, tendriais que salir del mundo. (I Corintios 5, 10)

  • ¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no sois acaso dignos de juzgar esas naderías? (I Corintios 6, 2)

  • Los que disfrutan del mundo, como si no disfrutasen. Porque la apariencia de este mundo pasa. (I Corintios 7, 31)

  • El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; (I Corintios 7, 33)

  • está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el esp1ritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. (I Corintios 7, 34)

  • Ahora bien, respecto del comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que el ídolo no es nada en el mundo y no hay más que un único Dios. (I Corintios 8, 4)

  • Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. (I Corintios 11, 32)

  • Hay en el mundo no sé cuántas variedades de lenguas, y nada hay sin lenguaje. (I Corintios 14, 10)

  • El motivo de nuestro orgullo es el testimonio de nuestra conciencia, de que nos hemos conducido en el mundo, y sobre todo respecto de vosotros, con la santidad y la sinceridad que vienen de Dios, y no con la sabiduría carnal, sino con la gracia de Dios. (II Corintios 1, 12)

  • para los incrédulos, cuyo entendimiento cegó el dios de este mundo para impedir que vean brillar el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios. (II Corintios 4, 4)

  • Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación. (II Corintios 5, 19)


“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina