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  • No se escogerá entre animal bueno o malo, ni se le puede sustituir; y si se hace cambio, tanto el animal permutado como su sustituto serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. (Levítico 27, 33)

  • Hecho el recuento de las parentelas de los hijos de Rubén, primogénito de Israel, por clanes y familias, anotados uno por uno los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, útiles para la guerra, (Números 1, 20)

  • Estos eran los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito, Abihú, Eleazar e Itamar. (Números 3, 2)

  • «Mira que he elegido a los levitas de entre los demás israelitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas que abren el seno materno. Los levitas serán para mí. (Números 3, 12)

  • Porque todo primogénito me pertenece. El día en que herí a todos los primogénitos de Egipto, consagré para mí a todos los primogénitos de Israel, tanto de hombre como de ganado. Son para mí. Yo, Yahveh.» (Números 3, 13)

  • Dijo Yahveh a Moisés: «Registra a todos los primogénitos varones de los israelitas, de un mes para arriba, y anota sus nombres. (Números 3, 40)

  • Luego, tomas a los levitas para mí, Yahveh, en lugar de todos los primogénitos de los israelitas; y el ganado de los levitas en lugar de todos los primogénitos del ganado de los israelitas.» (Números 3, 41)

  • Moisés registró, según le había ordenado Yahveh, a todos los primogénitos de los israelitas. (Números 3, 42)

  • Y resultó ser el total de los primogénitos varones, contando los nombres desde la edad de un mes para arriba, según el censo, 22.273. (Números 3, 43)

  • «Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas y el ganado de los levitas en lugar de su ganado; los levitas serán míos, yo Yahveh. (Números 3, 45)

  • Por el rescate de los 273 primogénitos de los israelitas que exceden del número de los levitas, (Números 3, 46)

  • Tomó la plata de los primogénitos de Israel: 1.365 siclos, en siclos del santuario. (Números 3, 50)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraco com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina