Gefunden 27 Ergebnisse für: Plaga

  • porque ellos os han atacado a vosotros engañándoos con sus malas artes, con lo de Peor, y con lo de su hermana Kozbí, hija de un príncipe de Madián, la que fue herida el día de la plaga que hubo por lo de Peor.» (Números 25, 18)

  • Después de la plaga, (Números 25, 19)

  • Precisamente ellas fueron las que indujeron a prevaricar contra Yahveh a los israelitas, siguiendo el consejo de Balaam, cuando lo de Peor; por eso azotó la plaga a la comunidad de Yahveh. (Números 31, 16)

  • «¿No teníamos bastante con el crimen de Peor, del que hoy todavía no hemos acabado de purificarnos, a pesar de que vino la plaga sobre la comunidad de Yahveh? (Josué 22, 17)

  • Y dijo Arauná: «¿Cómo mi señor el rey viene a su siervo?» David respondió: «Vengo a comprarte la era para levantar un altar a Yahveh y detener la plaga del pueblo.» (II Samuel 24, 21)

  • Y dijo David a Dios: «Yo fui quien mandé hacer el censo del pueblo. Yo fui quien pequé, yo cometí el mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? ¡Oh Yahveh, Dios mío, caiga tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre, y no haya plaga entre tu pueblo!» (I Crónicas 21, 17)

  • Dijo David a Ornán: «Dame el sitio de esta era para erigir en él un altar a Yahveh - dámelo por su justo valor en plata - para que la plaga se retire del pueblo.» (I Crónicas 21, 22)

  • No ha de alcanzarte el mal, ni la plaga se acercará a tu tienda; (Salmos 91, 10)

  • Así le irritaron con sus obras, y una plaga descargó sobre ellos. (Salmos 106, 29)

  • Entonces surgió Pinjás, zanjó, y la plaga se detuvo; (Salmos 106, 30)

  • que pronto un hombre irreprochable salió en su defensa. Con las armas de su propio ministerio, la oración y el incienso expiatorio, se enfrentó a la ira y dio fin a la plaga, mostrando con ello que era en verdad siervo tuyo. (Sabiduría 18, 21)

  • Y ésta será la plaga con que herirá Yahveh a todos los pueblos que hayan hecho la guerra a Jerusalén: pudrirá su carne estando ellos todavía en pie, sus ojos se pudrirán en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca. (Zacarías 14, 12)


“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina