Gefunden 318 Ergebnisse für: derechos de las mujeres

  • Sus víctimas las venden los sacerdotes y sacan provecho de ellas; también sus mujeres ponen una parte en conserva, sin repartir nada al pobre ni al enfermo; y las mujeres que acaban de dar a luz y las que están en estado de impureza tocan sus víctimas. (Baruc 6, 27)

  • ¿Cómo, en efecto, podrían llamarse dioses? Son mujeres las que presentan ofrendas ante estos dioses de plata, oro y madera. (Baruc 6, 29)

  • Los sacerdotes les quitan la vestimenta para vestir a sus mujeres y sus hijos. (Baruc 6, 32)

  • Las mujeres, ceñidas de cuerdas, se sientan junto a los casminos quemando como incienso el salvado, (Baruc 6, 42)

  • Me llevó a la entrada del pórtico de la Casa de Yahveh que mira al norte, y vi que allí estaban sentadas las mujeres, plañiendo a Tammuz. (Ezequiel 8, 14)

  • a viejos, jóvens, doncellas, niños y mujeres matadlos hasta que no quede uno. Pero al que lleve la cruz en la frente, no le toquéis. Empezad a partir de mi santuario.» Empezaron, pues, por los ancianos que estaban delante de la Casa. (Ezequiel 9, 6)

  • Contigo ha pasado en tus prostituciones al revés que con las otras mujeres; nadie andaba solicitando detrás de ti; eras tú la que pagabas, y no se te pagaba: ¡ha sido al revés! (Ezequiel 16, 34)

  • Voy a aplicarte el castigo de las mujeres adúlteras y de las que derraman sangre: te entregaré al furor y a los celos, (Ezequiel 16, 38)

  • prenderán fuego a tus casas y harán justicia de ti, a la vista de una multitud de mujeres; yo pondré fin a tus prostituciones, y no volverás a dar salario de prostituta. (Ezequiel 16, 41)

  • Hijo de hombre: Había dos mujeres, hijas de la misma madre. (Ezequiel 23, 2)

  • Estos descubrieron su desnudez, se llevaron a sus hijos y sus hijas, y a ella misma la mataron a espada. Vino así a ser ejemplo para las mujeres, porque se había hecho justicia de ella. (Ezequiel 23, 10)

  • y vienen donde ella, como se viene donde una prostituta. Así han venido donde Oholá y Oholibá, estas mujeres depravadas. (Ezequiel 23, 44)


“Há duas razões principais para se orar com muita satisfação: primeiro para render a Deus a honra e a glória que Lhe são devidas. Segundo, para falar com São Padre Pio de Pietrelcina