Gefunden 202 Ergebnisse für: fruto del vientre

  • La señal será ésta: Este año se comerá lo que rebrote, lo que nazca de sí al año siguiente. Al año tercero sembrad y segad, plantad las viñas y comed su fruto. (Isaías 37, 30)

  • El resto que se salve de la casa de Judá echará raíces por debajo y fruto en lo alto. (Isaías 37, 31)

  • Escuchadme, casa de Jacob, y todos los supervivientes de la casa de Israel, los que habéis sido transportados desde el seno, llevados desde el vientre materno. (Isaías 46, 3)

  • Edificarán casas y las habitarán, palatarán viñas y comerán su fruto. (Isaías 65, 21)

  • Luego os traje a la tierra del vergel, para comer su fruto y su bien. Llegasteis y ensuciasteis mi tierra, y pusisteis mi heredad asquerosa. (Jeremías 2, 7)

  • oye, tierra: He aquí que traigo desgracia a este pueblo, como fruto de sus pensamientos, porque a mis razones no atendieron, y por lo que respecta a mi Ley, la desecharon. (Jeremías 6, 19)

  • Por tanto, así dice el Señor Yahveh: He aquí que mi ira y mi saña se vuelca sobre este lugar, sobre hombres y bestias bestias, sobre los árboles del campo y el fruto del suelo; arderá y no se apagará. (Jeremías 7, 20)

  • «Olivo frondoso, lozano, de fruto hermoso» te había puesto Yahveh por nombre. Pero con gran estrépito le ha prendido fuego, y se han quemado sus guías. (Jeremías 11, 16)

  • Los plantas, y enseguida arraigan, van a más y dan fruto. Cerca estás tú de sus bocas, pero lejos de sus riñones. (Jeremías 12, 2)

  • Es como árbol plantado a las orillas del agua, que a la orilla de la corriente echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor, y estará su follaje frondoso; en año de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto. (Jeremías 17, 8)

  • Yo, Yahveh, exploro el corazón, pruebo los riñones, para dar a cada cual según su camino, según el fruto de sus obras. (Jeremías 17, 10)

  • ¡Oh, que no me haya hecho morir desde el vientre, y hubiese sido mi madre mi sepultura, con seno preñado eternamente! (Jeremías 20, 17)


“A maior caridade é aquela que arranca as pessoas vencidas pelo demônio, a fim de ganhá-las para Cristo. E isso eu faço assiduamente, noite e dia.” São Padre Pio de Pietrelcina