Gefunden 117 Ergebnisse für: impuro

  • Este será para vosotros decreto perpetuo. El que haga la aspersión con las aguas lustrales lavará sus vestidos, y el que haya tocado las aguas lustrales será impuro hasta la tarde. (Números 19, 21)

  • Y todo lo que haya sido tocado por el impuro, será impuro; y la persona que le toque a él, será impura hasta la tarde. (Números 19, 22)

  • Podrás, sin embargo, siempre que lo desees, sacrificar y comer la carne, como bendición que te ha dado Yahveh tu Dios, en todas tus ciudades. Tanto el puro como el impuro podrán comerla, como si fuese gacela o ciervo. (Deuteronomio 12, 15)

  • y lo coméras como se come la gacela o el ciervo; podrán comerlo tanto el puro como el impuro. (Deuteronomio 12, 22)

  • Tampoco el cerdo, que tiene la pezuña partida y hendida, pero no rumia; lo tendréis por impuro. No comeréis su carne ni tocaréis su cadáver. (Deuteronomio 14, 8)

  • Pero no comeréis lo que no tiene aletas y escamas: lo tendréis por impuro. (Deuteronomio 14, 10)

  • Tendréis por impuro todo bicho alado, no lo comeréis. (Deuteronomio 14, 19)

  • Lo comerás en tus ciudades, lo mismo el puro que el impuro, como si fuese gacela o ciervo; (Deuteronomio 15, 22)

  • no dejarás que su cadáver pase la noche en el árbol; lo enterrarás el mismo día, porque un colgado es una maldición de Dios. Así no harás impuro el suelo que Yahveh tu Dios te da en herencia. (Deuteronomio 21, 23)

  • Nada de ello he comido estando en duelo, nada he retirado hallándome impuro, nada he ofrecido a un muerto. He escuchado la voz de Yahveh mi Dios y he obrado conforme a todo lo que me has mandado. (Deuteronomio 26, 14)

  • pero concebirás y darás a luz un hijo. En adelante guárdate de beber vino ni bebida fermentada y no comas nada impuro. (Jueces 13, 4)

  • Pero me ha dicho: "Vas a concebir y a dar a luz un hijo. En adelante no bebas vino ni bebida fermentada y no comas nada impuro, porque el niño será nazir de Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte.» (Jueces 13, 7)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina