Gefunden 71 Ergebnisse für: interpretación de sueños

  • allí donde se crea que, a pesar de nuestros denodados esfuerzos de interpretación, (Eclesiástico 0, 19)

  • Las esperanzas vanas y engañosas son para el imbécil, los sueños dan alas a los insensatos. (Eclesiástico 34, 1)

  • Tratar de asir una sombra o perseguir el viento es buscar apoyo en los sueños. (Eclesiástico 34, 2)

  • Adivinaciones, augurios y sueños cosas vanas son, como fantasías de corazón de mujer en parto. (Eclesiástico 34, 5)

  • Que a muchos extraviaron los sueños, y cayeron los que en ellos esperaban. (Eclesiástico 34, 7)

  • Poco, casi nada, reposa, y ya en sueños, como en día de guardia, se ve turbado por las visiones de su corazón, como el que ha huído ante el combate. (Eclesiástico 40, 6)

  • ¿los que piensan hacer olvidarse a mi pueblo de mi Nombre por los sueños que se cuentan cada cual a su vecino, como olvidaron sus padres mi Nombre por Baal? (Jeremías 23, 27)

  • Aquí estoy yo contra los profetas que profetizan falsos sueños - oráculo de Yahveh - y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus falsedades y su presunción, cuando yo ni les he enviado ni dado órdenes, y ellos de ningún provecho han sido para este pueblo - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 23, 32)

  • A estos cuatro jóvenes les concedió Dios ciencia e inteligencia en toda clase de letras y sabiduría. Particularmente Daniel poseía el discernimiento de visiones y sueños. (Daniel 1, 17)

  • El año segundo del reinado de Nabucodonosor, Nabucodonosor tuvo sueños, y su espíritu se turbó hasta el punto de no poder dormir. (Daniel 2, 1)

  • El rey mandó llamar a los magos y adivinos, encantadores y caldeos para que manifestaran al rey sus sueños. Vinieron ellos y se presentaron al rey. (Daniel 2, 2)

  • Los caldeos respondieron al rey: (Arameo) «¡Viva el rey eternamente! Cuenta el sueño a tus siervos, y nosotros te daremos su interpretación.» (Daniel 2, 4)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina