Gefunden 453 Ergebnisse für: justicia divina

  • En efecto, ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia. (Romanos 4, 3)

  • en cambio, al que, sin trabajar, cree en aquel que justifica al impío, su fe se le reputa como justicia. (Romanos 4, 5)

  • Como también David proclama bienaventurado al hombre a quien Dios imputa la justicia independientemente de las obras: (Romanos 4, 6)

  • Entonces, ¿esta dicha recae sólo sobre los circuncisos o también sobre los incircuncisos? Decimos, en efecto, que la fe de Abraham le fue reputada como justicia. (Romanos 4, 9)

  • y recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que poseía siendo incircunciso. Así se convertía en padre de todos los creyentes incircuncisos, a fin de que la justicia les fuera igualmente imputada; (Romanos 4, 11)

  • En efecto, no por la ley, sino por la justicia de la fe fue hecha a Abraham y su posteridad la promesa de ser heredero del mundo. (Romanos 4, 13)

  • Por el contrario, ante la promesa divina, no cedió a la duda con incredulidad; más bien, fortalecido en su fe, dio gloria a Dios, (Romanos 4, 20)

  • Por eso le fue reputado como justicia. (Romanos 4, 22)

  • En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por un solo, por Jesucristo! (Romanos 5, 17)

  • Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida. (Romanos 5, 18)

  • así, la mismo que el pecado reinó en la muerte, así también reinaría la gracia en virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor. (Romanos 5, 21)

  • Ni hagáis ya de vuestros miembros armas de injusticia al servicio del pecado; sino más bien ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios. (Romanos 6, 13)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina