Gefunden 175 Ergebnisse für: mesa de los panes

  • Tratarás con benevolencia a los hijos de Barzillay de Galaad y estarán entre los que comen a tu mesa, porque también ellos se acercaron a mí cuando yo huía ante tu hermano Absalón. (I Reyes 2, 7)

  • Los gobernadores proveían un mes cada uno al rey Salomón y a todos los que se acercaban a la mesa de Salomón, de modo que nada les faltara. (I Reyes 5, 7)

  • Puso Salomón todos los objetos que había hecho en la Casa de Yahveh; el altar de oro y la mesa de oro sobre la que se ponían los panes de la presencia; (I Reyes 7, 48)

  • los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servidores, el porte de sus ministros y sus vestidos, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en la Casa de Yahveh, se quedó sin aliento, (I Reyes 10, 5)

  • Estando ellos sentados a la mesa, fue dirigida la palabra de Dios al profeta que le había hecho volver, (I Reyes 13, 20)

  • Toma en tus manos diez panes, tortas y un tarro de miel, y entra donde él; él te revelará qué será del niño.» (I Reyes 14, 3)

  • Pero ahora, envía a reunir junto a mí a todo Israel en el monte Carmelo, y a los 450 profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel.» (I Reyes 18, 19)

  • Mesá, rey de Moab, era pastor de ovejas y pagaba al rey de Israel 100.000 corderos y 100.000 carneros con su lana; (II Reyes 3, 4)

  • Vamos a hacerle una pequeña alcoba de fábrica en la terraza y le pondremos en ella una cama, una mesa, una silla y una lámpara, y cuando venga por casa, que se retire allí.» (II Reyes 4, 10)

  • Vino un hombre de Baal Salisa y llevó al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada y grano fresco en espiga; y dijo Eliseo: «Dáselo a la gente para que coman.» (II Reyes 4, 42)

  • Con todo, los sacerdotes de los altos no podían acercarse al altar de Yahveh en Jerusalén, aunque comían los panes ázimos en medio de sus hermanos. (II Reyes 23, 9)

  • Joaquín se quitó sus vestidos de prisión y comió siempre a la mesa en su presencia, todos los días de su vida. (II Reyes 25, 29)


“Que Jesus o mergulhe no esplendor da Sua imortal juventude.” São Padre Pio de Pietrelcina