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diciendo: "No, sino que al país de Egipto iremos, donde no veamos guerra, ni oigamos toque de cuerno, ni tengamos hambre de pan, y allí nos quedaremos"; (Jeremías 42, 14)
hasta que mire y vea Yahveh desde los cielos. (Lamentaciones 3, 50)
cuando veáis la turba delante y detrás de ellos adorándoles. Decid entonces en vuestro interior: «A ti solo se debe adoración, Señor.» (Baruc 6, 5)
Ahora, pues, hijo de hombre, prepárate un equipo de deportado y sal deportado en pleno día, a sus propios ojos. Saldrás del lugar en que te encuentras hacia otro lugar, ante sus ojos. Acaso vean que son una casa de rebeldía. (Ezequiel 12, 3)
he aquí que quedan en ella algunos supervivientes que han podido salir, hijos e hijas; y he aquí que salen hacia vosotros, para que veáis su conducta y sus obras y os consoléis de la desgracia que yo he acarreado sobre Jerusalén, de todo lo que he acarreado sobre ella. (Ezequiel 14, 22)
Ellos os consolarán cuando veáis su conducta y sus obras, y sabréis que no sin motivo hice yo todo lo que hice en ella, oráculo del Señor Yahveh. (Ezequiel 14, 23)
por esto he aquí que yo voy a reunir a todos los amantes a quienes complaciste, a todos los que amaste y también a los que aborreciste; los voy a congregar de todas partes contra ti, y descubriré tu desnudez delante de ellos, para que vean toda tu desnudez. (Ezequiel 16, 37)
Cuando, al recorrer el país, alguno de ellos vea huesos humanos, pondrá al lado una señal hasta que los sepultureros los entierren en el valle de Hamón Gog, (Ezequiel 39, 15)
Y sucederá que todo el que te vea huirá de ti y dirá: «¡asolada está Nínive! ¿Quién tendrá piedad de ella? ¿Dónde buscarte consoladores?» (Nahún 3, 7)
Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5, 16)
«Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. (Mateo 6, 16)
Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane. (Mateo 13, 15)