Gefunden 116 Ergebnisse für: vestido

  • Se quemará el vestido, tejido, cobertor de lana o de lino o el objeto de cuero en que se encuentre la mancha, pues es lepra maligna; será quemado. (Levítico 13, 52)

  • Pero si el sacerdote ve que no se ha extendido la mancha por el vestido, tejido, cobertor o el objeto de cuero, (Levítico 13, 53)

  • Pero si el sacerdote ve que la parte manchada, después de lavada, ha perdido color, la rasgará del vestido, del cuero, del tejido o del cobertor. (Levítico 13, 56)

  • Pero si vuelve a aparecer en el vestido, tejido, cobertor o en un objeto de cuero, es mal contagioso; quemarás lo que está afectado por la lepra. (Levítico 13, 57)

  • En cuanto al vestido, tejido, cobertor o el objeto de cuero, que después de ser lavado pierdan la mancha, serán lavados por segunda vez y quedarán puros. (Levítico 13, 58)

  • para la lepra del vestido y de la casa, (Levítico 14, 55)

  • Luego entrará Aarón en la Tienda del Encuentro y, despojándose de las vestiduras de lino con que se había vestido al entrar en el santuario, las dejará allí; (Levítico 16, 23)

  • No se gastó el vestido que llevabas ni se hincharon tus pies a lo largo de esos cuarenta años. (Deuteronomio 8, 4)

  • que hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero, a quien da pan y vestido. (Deuteronomio 10, 18)

  • se quitará su vestido de cautiva y quedará en tu casa llorando a su padre y a su madre un mes entero. Después de esto podrás llegarte a ella, y serás su marido y ella será tu mujer. (Deuteronomio 21, 13)

  • No torcerás el derecho del forastero ni del huérfano, ni tomarás en prenda el vestido de la viuda. (Deuteronomio 24, 17)

  • Miká le dijo: «Quédate en mi casa, y serás para mí un padre y un sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al año, el vestido y la comida.» (Jueces 17, 10)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina