Gefunden 103 Ergebnisse für: Gritos

  • ¡Escuchad! Agudos gritos salen de Babilonia, un gran estrago del país de los caldeos. (Jeremías 51, 54)

  • El Señor ha rechazado su altar, ha aborrecido su santuario; ha entregado en manos del enemigo las defensas de sus palacios; ¡gritos se dieron en el templo del Señor, como en día de fiesta! (Lamentaciones 2, 7)

  • ¡Arriba! Lanza gritos en la noche, a cada relevo de la guardia; derrama, como agua, tu corazón delante del Señor; alza tus manos a él por tus pequeños, que desfallecen de hambre en las esquinas de las calles. (Lamentaciones 2, 19)

  • ¡Pues yo también obraré con furor! No tendré piedad con ellos, ni compasión. Lanzarán gritos a mis oídos, pero no los escucharé". (Ezequiel 8, 18)

  • A los gritos de tus timoneles se estremecerán las costas. (Ezequiel 27, 28)

  • A aquellos gritos los criados salieron rápidamente al jardín por la puerta lateral para ver qué había sucedido. (Daniel 13, 26)

  • Vestíos de luto; lamentaos, sacerdotes; lanzad gritos, ministros del altar; venid, pasad la noche en sacos, ministros de mi Dios, porque la casa de vuestro Dios se ha quedado sin sacrificio y sin ofrenda. (Joel 1, 13)

  • Los que cantan a gritos al son del arpa y se inventan, como David, instrumentos de música; (Amós 6, 5)

  • Y ahora, ¿por qué das esos gritos? ¿Es que no tienes rey? ¿Ha muerto tu consejero, para que el dolor te agobie como a mujer en parto? (Miqueas 4, 9)

  • Aquel día -dice el Señor- se darán gritos en la puerta del Pescado, lamentos desde la ciudad nueva y una gran sacudida desde las colinas. (Sofonías 1, 10)

  • Cerca está el gran día del Señor, está cerca y llega velozmente. ¡Ya se oye el ruido del día del Señor, y hasta el valiente dará gritos de espanto! (Sofonías 1, 14)

  • ¿Quién eres tú, monte grande? Ante Zorobabel, como una llanura; él sacará la piedra clave entre gritos de júbilo: ¡Qué hermosa es! ¡Qué hermosa es! (Zacarías 4, 7)


“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina