Gefunden 466 Ergebnisse für: Segundo libro de Samuel

  • Tú, Daniel, mantén en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo prefijado. Muchos andarán perplejos, pero aumentará el saber. (Daniel 12, 4)

  • Oráculo sobre mínive. Libro de la visión de Nahún de ëlcos. (Nahún 1, 1)

  • El año segundo del rey Darío, en el mes sexto, el día primero del mes, fue dirigida esta palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Yehosadac, sumo sacerdote, en estos términos: (Ageo 1, 1)

  • El día veinticuatro del mes noveno, del año segundo de Darío, fue dirigida al profeta Ageo esta palabra del Señor: (Ageo 2, 10)

  • El mes octavo del año segundo de Darío fue dirigida esta palabra del Señor al profeta Zacarías, hijo de Berequías, hijo de Idó: (Zacarías 1, 1)

  • De nuevo levanté mis ojos y tuve una visión. Vi un libro que volaba. (Zacarías 5, 1)

  • El ángel me preguntó: "¿Qué ves? Yo respondí: Veo un libro que vuela; tiene diez metros de largo y cinco de ancho. (Zacarías 5, 2)

  • Entonces me dijo: Ésta es la maldición que se extiende sobre toda la tierra. En una cara del libro está escrito: Todo ladrón será eliminado, y en la otra: Todo el que jura en falso será eliminado. (Zacarías 5, 3)

  • El primer carro estaba tirado por caballos rojos, el segundo por caballos negros, (Zacarías 6, 2)

  • A continuación rompí el segundo cayado, Unión, para romper la hermandad entre Judá e Israel. (Zacarías 11, 14)

  • Así hablaban entre sí los que temen a Dios. Pero el Señor puso atención y escuchó, y se escribió ante él un libro en el que están registrados los que le temen y respetan su nombre. (Malaquías 3, 16)

  • Igualmente el segundo y el tercero, hasta el séptimo. (Mateo 22, 26)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina