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Rasín, rey de Siria, y Pécaj, hijo de Romelía, rey de Israel, fueron a atacar a Jerusalén, y sitiaron a Acaz; pero no la pudieron tomar. (II Reyes 16, 5)
Hablaban en hebreo y en alta voz al pueblo de Jerusalén, que estaba en las murallas, con el fin de intimidarlos, asustarlos y tomar así la ciudad. (II Crónicas 32, 18)
Les diste pan del cielo para su hambre, y agua de la roca para su sed, y los mandaste que fueran a tomar posesión de la tierra que, mano en alto, habías jurado darles. (Nehemías 9, 15)
En aquel tiempo, leyendo el libro de Moisés en presencia del pueblo, se encontró escrito en él que los amonitas y los moabitas no debían entrar jamás a tomar parte en la comunidad de Dios, (Nehemías 13, 1)
Os conjuramos por el cielo y la tierra, por nuestro Dios y Señor de nuestros padres, que nos castiga según nuestros pecados y los de nuestros padres, a tomar esta determinación hoy mismo". (Judit 7, 28)
para tomar venganza de los pueblos y castigar a las naciones, (Salmos 149, 7)
"Estoy de nuevo en mi reino sentándome en el trono de mis padres, porque me he apoderado del poder después de vencer a Demetrio y tomar posesión de mi país, (I Macabeos 10, 52)
Encontramos escrito en los documentos que el profeta Jeremías mandó a los deportados tomar del fuego antes dicho; (II Macabeos 2, 1)
que los sacerdotes no se ocupaban del servicio del altar, sino que despreciaban el templo, no se preocupaban de los sacrificios y se afanaban en tomar parte del injusto premio en la palestra con el lanzamiento del disco. (II Macabeos 4, 14)
Apolonio, hijo de Menesteo, enviado a Egipto para la entronización de Tolomeo Filométor, hizo saber a Antíoco que aquel rey no aprobaba su política y sus planes, y por esto se dispuso a tomar medidas para su propia seguridad. Con este fin marchó a Jafa, y después se detuvo en Jerusalén. (II Macabeos 4, 21)
Tolomeo llevó al rey a un peristilo, como para tomar el fresco, y le hizo cambiar de parecer. (II Macabeos 4, 46)
Por el contrario, eran violentamente obligados a celebrar cada mes, con sacrificios, la fiesta del rey; y cuando llegaban las fiestas de Baco, eran forzados a ceñir sus frentes con hiedra, y así tomar parte en las procesiones. (II Macabeos 6, 7)