Gefunden 218 Ergebnisse für: carne prohibida

  • Ahora bien, las obras de la carne son bien claras: lujuria, impureza, desenfreno, (Gálatas 5, 19)

  • Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias. (Gálatas 5, 24)

  • Porque el que siembra en su propia carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que siembra en el espíritu, del espíritu cosechará la vida eterna. (Gálatas 6, 8)

  • Por lo cual, acordaos de que vosotros, los paganos de nacimiento, a los que los judíos llaman "incircuncisos" -ellos llevan en su carne la circuncisión hecha por mano de hombres-, (Efesios 2, 11)

  • Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. (Efesios 5, 31)

  • Porque nuestra lucha no es contra gente de carne y hueso, sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal, que moran en los espacios celestes. (Efesios 6, 12)

  • Ahora me alegro de sufrir por vosotros, y por mi parte completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia, (Colosenses 1, 24)

  • Pues de la misma manera que los hijos participan de la misma carne y sangre, también él participó de modo parecido, para reducir a la impotencia mediante la muerte a aquel que tiene el imperio de la muerte, es decir, al diablo, (Hebreos 2, 14)

  • siguiendo el camino nuevo y viviente que él ha inaugurado a través de la cortina, es decir, de su propia carne, (Hebreos 10, 20)

  • Vuestro oro y vuestra plata se han puesto roñosos, y su roña será un testimonio en contra vuestra y devorará vuestra carne como fuego. Atesorasteis en los últimos días. (Santiago 5, 3)

  • Por eso, si Cristo sufrió en su carne mortal, haceos la cuenta de que también vosotros tenéis que sufrir, el que está dispuesto a sufrir en su carne ha roto con el pecado. (I Pedro 4, 1)

  • Para esto se anunció el evangelio a los muertos, para que los encadenados en la carne por los hombres vivan según Dios en el espíritu. (I Pedro 4, 6)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina