Gefunden 13 Ergebnisse für: enemiga

  • Habrá paz en el país y nadie turbará vuestro sueño. Haré desaparecer de en medio de vosotros a los animales dañinos, y la espada enemiga no pasará vuestras fronteras. (Levítico 26, 6)

  • Los supervivientes perecerán en tierra enemiga a causa de las propias iniquidades y las de sus padres. (Levítico 26, 39)

  • por lo que yo también me opuse a ellos y los llevé a tierra enemiga. Entonces humillarán su corazón incircunciso y el castigo quedará satisfecho. (Levítico 26, 41)

  • Cuando pequen contra ti -pues no hay hombre que no peque-, y tú, irritado contra ellos, los entregues al enemigo, que los llevará cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana; (I Reyes 8, 46)

  • Cuando pequen contra ti, pues no hay hombre que no peque, y tú, irritado contra ellos, los entregues al enemigo que los llevará cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana, (II Crónicas 6, 36)

  • He vivido demasiado tiempo con gente enemiga de la paz; (Salmos 120, 6)

  • sus objetos preciosos llevados como botín. Sus hijos muertos en las plazas, y sus jóvenes, pasados por la espada enemiga. (I Macabeos 2, 9)

  • Simón mandó a su gente atacar a la infantería enemiga, y, ya sin el apoyo de la caballería, los enemigos fueron derrotados y huyeron. (I Macabeos 10, 82)

  • Luego dividió el ejército en dos cuerpos, colocando la caballería en medio de la infantería, pues la caballería enemiga era muy numerosa. (I Macabeos 16, 7)

  • Heliodoro respondió: "Si tienes alguna persona contraria y enemiga de tu gobierno, envíala allá, y la harás volver bien castigada, si es que consigue volver. En aquel lugar hay un poder divino. (II Macabeos 3, 38)

  • que arrojó contra la nación enemiga, y en la bajada aniquiló a sus adversarios para que conociesen la fuerza de sus ejércitos y que contra el Señor hacían la guerra. (Eclesiástico 46, 6)

  • No te alegres de mi suerte, enemiga mía; porque si he caído me levantaré, y si estoy en tinieblas el Señor será mi luz. (Miqueas 7, 8)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina