Gefunden 367 Ergebnisse für: hija de Absalón

  • Todo esto lo supo Judit, hija de Merarí, hijo de Ox, de José, de Oziel, de Jelcías, de Ananías, de Gedeón, de Rafaín, de Ajitob, de Elías, de Jilquías, de Eliab, de Natanael, de Salamiel, de Sarasaday, de Israel. (Judit 8, 1)

  • Ozías decía: "Bendita seas tú, hija del Dios altísimo, entre todas las mujeres de la tierra, y bendito el Señor Dios, que creó los cielos y la tierra, y te ha guiado hasta cortar la cabeza del jefe de nuestros enemigos. (Judit 13, 18)

  • Su jefe no cayó a manos de jóvenes, ni lo hirieron titanes, ni lo atacaron gigantes. ¡Fue Judit, hija de Merarí! Ella lo desarmó con su hermosura. (Judit 16, 6)

  • Había criado a una cierta Hedisa, es decir, Ester, hija de un tío suyo, huérfana de padre y madre. Era muy bella y hermosa, y a la muerte de sus padres, Mardoqueo la había tomado como hija suya. (Ester 2, 7)

  • Cuando le llegó el turno a Ester, hija de Abijail, tío de Mardoqueo, a la que había adoptado por hija, no pidió más que lo que le había indicado Hegué, eunuco del rey y guardián de las mujeres. Pero Ester conquistaba a cuantos la veían. (Ester 2, 15)

  • La reina Ester, hija de Abijail, y el judío Mardoqueo escribieron de nuevo para confirmar con su autoridad esta segunda carta. (Ester 9, 29)

  • Salmo de David cuando huía de su hijo Absalón (Salmos 3, 1)

  • Escucha, hija mía, atiende, mira, olvida tu pueblo y tu familia: (Salmos 45, 11)

  • La hija de Tiro llega con presentes, los ricos del pueblo te rinden vasallaje. (Salmos 45, 13)

  • Majestuosa está en el interior la hija del rey, engalanada con tejidos de oro; (Salmos 45, 14)

  • Después de esto anunciaron a Jonatán y a Simón, su hermano, que los descendientes de Jambrí estaban celebrando una boda solemne y que llevaban desde Madaba, con gran pompa, a la novia, hija de uno de los más ilustres personajes de Canaán. (I Macabeos 9, 37)

  • Seamos amigos. Dame tu hija por mujer; yo seré tu yerno y te daré, lo mismo que a ella, regalos dignos de ti". (I Macabeos 10, 54)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina