Gefunden 1435 Ergebnisse für: muerte de David

  • pero Dios lo ha resucitado, rompiendo las ligaduras de la muerte, pues era imposible que la muerte dominara sobre él. (Hechos 2, 24)

  • Porque David dice de él: Veía siempre al Señor en mi presencia, lo tengo a mi derecha, y así nunca tropiezo. (Hechos 2, 25)

  • pues tú no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu fiel amigo vea la corrupción. (Hechos 2, 27)

  • Hermanos, hablemos con franqueza. El patriarca David murió y fue sepultado, y su sepulcro subsiste entre nosotros hasta el día de hoy. (Hechos 2, 29)

  • Porque David no subió al cielo, sino que él dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha (Hechos 2, 34)

  • el que por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste: ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen proyectos vanos? (Hechos 4, 25)

  • Salió entonces de la tierra de los caldeos y vivió en Jarán. Y allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en que vosotros habitáis ahora; (Hechos 7, 4)

  • Nuestros antepasados se fueron pasando la tienda de padres a hijos y la introdujeron, guiados por Josué, en la tierra conquistada a los paganos, a los que expulsó Dios delante de ellos. Así hasta los días de David, (Hechos 7, 45)

  • Saulo, por su parte, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote (Hechos 9, 1)

  • Pero en aquel instante un ángel del Señor lo hirió de muerte, por haberse arrogado el honor de Dios, y murió roído de gusanos. (Hechos 12, 23)

  • Después lo destituyó y les dio como rey a David, hijo de Jesé, de quien dio este testimonio: He encontrado a David, hombre de mi agrado, quien cumplirá todos mis deseos. (Hechos 13, 22)

  • y sin haber encontrado ninguna causa de muerte, le condenaron y pidieron a Pilato que lo matase. (Hechos 13, 28)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina