Gefunden 36 Ergebnisse für: pena

  • Sólo del fruto del árbol que está en medio del jardín nos ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis siquiera, bajo pena de muerte". (Génesis 3, 3)

  • Pero Dios le dijo: "No te dé pena por el muchacho ni por tu esclava. Haz lo que te dice Sara, porque la descendencia que lleve tu nombre saldrá de Isaac. (Génesis 21, 12)

  • José dio al primero el nombre de Manasés, "porque Dios, dijo, me ha hecho olvidar toda mi pena y toda la familia de mi padre". (Génesis 41, 51)

  • volvía al norte, llegaba a En Semes, seguía por Gelilot, frente a la subida de Adomín, y bajaba a la Peña de Boján, hijo de Rubén; (Josué 18, 17)

  • ¿podríais vosotras esperar a que fuesen mayores? ¿Ibais por eso a dejar de casaros de nuevo? No, hijas mías; me llenaría de pena por vosotras; la mano del Señor pesa sobre mí". (Rut 1, 13)

  • Saúl le juró: "¡Vive el Señor, que no incurrirás en pena alguna por esto!". (I Samuel 28, 10)

  • Haz conmigo lo que quieras; quítame la vida, para que desaparezca de la faz de la tierra y me convierta en polvo; porque prefiero la muerte a la vida; pues los insultos mentirosos que he escuchado me han causado una profunda pena. Líbrame, Señor, de esta angustia, y llegue yo a la eterna morada. No apartes, Señor, tu faz de mí, pues la muerte es preferible a ver tanta miseria en mi vida y a escuchar tantas injurias". (Tobías 3, 6)

  • Ragüel entonces se levantó, lo abrazó y se echó a llorar. Después le dijo: "Bendito seas, joven, hijo de un padre tan bueno. ¡Qué pena que un hombre tan honrado y tan caritativo se haya quedado ciego!". Abrazó de nuevo a Tobías, y se puso a llorar. (Tobías 7, 6)

  • Mis ojos se apagan por la pena, mis miembros se extinguen como sombras. (Job 17, 7)

  • Pero tú ves la pena y los lamentos, tú los miras y los tomas en tus manos; el desvalido se confía a ti, tú eres el refugio del huérfano. (Salmos 10, 14)

  • Y digo: "Ésta es mi pena: que ha cambiado la diestra del altísimo". (Salmos 77, 11)

  • hizo brotar arroyos de la peña y manar las aguas a torrentes. (Salmos 78, 16)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina