Gefunden 386 Ergebnisse für: reyes amorreos

  • Pues antes que el niño sepa rechazar el mal y elegir el bien será devastado el país de esos dos reyes ante los que tiemblas tú. (Isaías 7, 16)

  • Pues dice: ¿No son reyes mis jefes? (Isaías 10, 8)

  • Abajo el abismo se revuelve contra ti, presintiendo tu llegada; por ti despierta a las sombras, a todos los potentados de la tierra; hace levantarse de sus tronos a todos los reyes de los pueblos. (Isaías 14, 9)

  • Todos los reyes de las naciones reposan con honor, cada uno en su tumba. (Isaías 14, 18)

  • Aquel día tus ciudades quedarán desiertas como las de los heveos y amorreos, que fueron abandonadas ante los israelitas; se convertirán en un desierto. (Isaías 17, 9)

  • Realmente están locos los jefes de Soán; los sabios consejeros del Faraón dictan necios consejos. ¿Cómo podéis decir al Faraón: Hijo de sabios soy, de antiguos reyes hijo? (Isaías 19, 11)

  • Aquel día el Señor visitará a las milicias del cielo allá en lo alto; y aquí abajo, a los reyes de la tierra. (Isaías 24, 21)

  • Sabes muy bien lo que los reyes de Asiria han hecho con todos los países: entregarlos al exterminio. ¿Y tú te vas a librar? (Isaías 37, 11)

  • Es cierto, Señor: los reyes de Asiria han asolado a todas las naciones y sus territorios; (Isaías 37, 18)

  • ¿Quién ha suscitado del Oriente a aquel que apela a la justicia a cada paso? ¿Quién le entrega las naciones y le somete los reyes? Su espada los reduce a polvo, su arco los dispersa como paja. (Isaías 41, 2)

  • Esto dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien yo tomé de la mano para someter a las naciones y desatar las cinturas de los reyes; para abrir puertas ante él sin dejar que se cierren: (Isaías 45, 1)

  • Esto dice el Señor, el redentor, el Santo de Israel, al despreciado, al aborrecido de las gentes, al esclavo de los tiranos: Los reyes, al verte, se levantarán, los príncipes se inclinarán por causa del Señor, que es leal, del Santo de Israel, que te ha elegido. (Isaías 49, 7)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina