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"En el sacrificio por el pecado y en el de reparación, la ley es la misma: la víctima será del sacerdote que haya hecho el rito de absolución. (Levítico 7, 7)
La piel de la víctima presentada por un hombre para ser ofrecida en holocausto será del sacerdote que la ofrezca. (Levítico 7, 8)
Toda ofrenda preparada al horno, a la plancha o en la sartén, será también del sacerdote que la ofrezca. (Levítico 7, 9)
De cada ofrenda se reservará una porción como tributo al Señor, la cual será para el sacerdote que haya derramado la sangre del sacrificio de reconciliación. (Levítico 7, 14)
El sacerdote quemará las grasas sobre el altar, y el pecho será para Aarón y sus hijos. (Levítico 7, 31)
Daréis al sacerdote la pierna derecha, como tributo sobre vuestros sacrificios de reconciliación, (Levítico 7, 32)
puesto que el pecho de la presentación y la pierna reservada, que yo retengo para mí en los sacrificios de reconciliación de los hijos de Israel, se lo doy al sacerdote Aarón y a sus hijos: es ley perpetua para todas las generaciones". (Levítico 7, 34)
Cumplidos los días de su purificación, ya sea de varón o de hembra, presentará ante el sacerdote, a la entrada de la tienda de la reunión, un cordero primal como holocausto y un pichón o una tórtola en sacrificio por el pecado. (Levítico 12, 6)
El sacerdote los ofrecerá ante el Señor, hará sobre ella el rito de absolución y quedará purificada de su flujo de sangre. Ésta es la ley para la mujer que da a luz un niño o una niña. (Levítico 12, 7)
Si sus posibilidades no llegan a un cordero, presentará dos tórtolas o dos pichones, uno como holocausto y otro en sacrificio por el pecado. El sacerdote hará sobre ella el rito de absolución y quedará purificada". (Levítico 12, 8)
"Cuando alguno tenga sobre la piel una inflamación, una pústula o una mancha reluciente, síntoma de lepra, será llevado al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos sacerdotes. (Levítico 13, 2)
El sacerdote examinará la llaga de la piel: si los pelos de la parte afectada se han vuelto blancos y la llaga es más profunda que el resto de la piel, es llaga de lepra. Una vez examinado, el sacerdote lo declarará impuro. (Levítico 13, 3)