2. ¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que tú escuches, clamaré hacia ti: "¡Violencia!", sin que tú salves?

3. ¿Por qué me haces ver la iniquidad y te quedas mirando la opresión? No veo más que saqueo y violencia, hay contiendas y aumenta la discordia.

4. Por eso la Ley no tiene vigencia y el derecho no aparece jamás: ¡sí, el impío asedia al justo, por eso sale a luz un derecho falseado!

5. Miren a las naciones y observen, asómbrense y queden pasmados, porque en estos días realizaré una obra que si se la contaran, no la creerían.

6. Sí, yo voy a suscitar a los caldeos, ese pueblo salvaje e impetuoso, que recorre las extensiones de la tierra, para usurpar moradas ajenas.

7. ¡Es aterrador y temible: en él solo se funda su derecho y preeminencia!

8. Sus caballos son más ágiles que leopardos, más rapaces que lobos nocturnos; sus jinetes galopan, sus jinetes vienen de lejos, vuelan como el águila que se lanza sobre su presa.

9. ¡Todos llegan para la violencia con el rostro tendido hacia adelante, y amontonan cautivos como arena!

10. Él se burla de los reyes, los soberanos son un juguete para él, juega con las ciudades fortificadas, levanta un terraplén y las conquista.

11. Entonces, cambia el viento y sigue adelante... ¡Él hace de la fuerza su dios!

12. ¿No eres tú, Señor, desde los tiempos antiguos, mi Dios, mi Santo, que no muere jamás? Tú, Señor, pusiste a ese pueblo para hacer justicia, tú, mi Roca, lo estableciste para castigar.

13. Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal y no puedes contemplar la opresión. ¿Por qué, entonces, contemplas a los traidores y callas cuando el impío devora a uno más justo que él?

14. ¡Tú tratas a los hombres como a los peces del mar, como a reptiles, que no tienen jefe!

15. ¡Él los pesca a todos con el anzuelo, los barre y los recoge con sus redes! Por eso se alegra y se regocija,

16. y ofrece sacrificios e incienso a sus redes, porque gracias a ellas su porción es abundante y sus manjares, suculentos.

17. ¿Vaciará sus redes sin cesar, masacrando a los pueblos sin compasión?





“Feliz a alma que atinge o nível de perfeição que Deus deseja!” São Padre Pio de Pietrelcina