Ezequiel, 24
13. He tratado de purificarte de tu mancha vergonzosa, pero no te has dejado purificar de tu inmundicia. No serás, pues, purificada hasta que yo no desencadene sobre ti mi furor.
13. He tratado de purificarte de tu mancha vergonzosa, pero no te has dejado purificar de tu inmundicia. No serás, pues, purificada hasta que yo no desencadene sobre ti mi furor.
“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina