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  • Entonces el señor del país, nos dijo: "Para que yo pueda comprobar si ustedes dicen la verdad, se va a quedar conmigo uno de ustedes; mientras tanto tomen lo que hace falta en sus casas y márchense. (Génesis 42, 33)

  • «Perdón, mi señor, pero ya vinimos una vez a comprar grano, (Génesis 43, 20)

  • ¿No es ésta la copa de plata en que bebe mi señor y con la que también practica la adivinación? Han obrado muy mal al hacer eso.» (Génesis 44, 5)

  • Ellos le respondieron: «¿Por qué habla así mi señor? Jamás haríamos cosa semejante. (Génesis 44, 7)

  • Si te trajimos desde Canaán la plata que encontramos en nuestras bolsas, ¿cómo íbamos ahora a robar oro y plata de la casa de tu señor? (Génesis 44, 8)

  • Si a alguno de nosotros, tus siervos, se le encuentra el objeto, que muerá, y también nosotros seremos esclavos de mi señor.» (Génesis 44, 9)

  • Contestó Judá: «¿Qué podemos decir a mi señor, y cómo podemos justificarnos? Dios ha descubierto alguna falta en tus servidores. En adelante seremos esclavos de mi señor, junto con aquél en cuyo poder se encontró la copa.» (Génesis 44, 16)

  • Entonces se adelantó Judá y le dijo: «Permite, señor mío, que pueda tu siervo decirte algunas palabras sin que te enojes contra mí, aunque tú eres como Faraón. (Génesis 44, 18)

  • Tú, mi señor, preguntaste a tus siervos la otra vez: «¿Tienen todavía padre o hermano?» (Génesis 44, 19)

  • Te ruego, pues, que yo quede en lugar del joven como esclavo de mi señor, para que así el muchacho suba con sus hermanos. (Génesis 44, 33)

  • Al año siguiente volvieron donde él diciendo: «No podemos ocultar a nuestro señor que se nos ha terminado el dinero, y que los ganados ya son todos suyos. Tan sólo nos quedan nuestros cuerpos y nuestras tierras. (Génesis 47, 18)

  • el Angel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos muchachos. Que en ellos se perpetúe mi nombre y el nombre de mis padres Abraham e Isaac. Que lleguen a ser muy numerosos en esta tierra.» (Génesis 48, 16)


“Não desperdice suas energias em coisas que geram preocupação, perturbação e ansiedade. Uma coisa somente é necessária: elevar o espírito e amar a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina