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Nabot, un hombre de la ciudad de Jezrael, tenía una viña que estaba al lado del palacio de Ajab, rey de Samaria. (1 Reyes 21, 1)
Ajab dijo a Nabot: «Déjame tu viña, para que me sirva de huerto para hortalizas, ya que está junto a mi casa. Yo te daré por ella una viña mejor o, si te parece bien, te la pagaré como es debido.» (1 Reyes 21, 2)
Ajab, pues, se fue a su casa triste y enojado por la respuesta de Nabot, que quería guardar la herencia de sus padres. Se acostó sin querer comer y con la cara hacia la pared. (1 Reyes 21, 4)
Jezabel escribió cartas en nombre de Ajab y les puso el sello de éste. Envió las cartas a los ancianos y a la gente importante que vivían junto a Nabot. (1 Reyes 21, 8)
Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Ajab: «Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, el de Jezrael, que no te la quiso vender por dinero, pues ya no vive, ha muerto.» (1 Reyes 21, 15)
Apenas escuchó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot para tomar posesión de ella. (1 Reyes 21, 16)
«Levántate y ve al encuentro de Ajab, rey de Israel en Samaria. Está en la viña de Nabot, para tomar posesión de ella. (1 Reyes 21, 18)
Ajab dijo a Elías: «¡Me encuentras aquí, enemigo mío!» Este respondió: «Aquí te encuentro, porque tú has actuado como un pérfido y has hecho lo que no le gusta a Yavé. (1 Reyes 21, 20)
No hubo como Ajab, que se prestara a hacer el mal a los ojos de Yavé, instigado por su esposa Jezabel. (1 Reyes 21, 25)
Cuando Ajab oyó estas palabras, rasgó sus ropas y se puso un saco sobre el cuerpo, ayunó y se acostó con el saco puesto, y andaba cabizbajo. (1 Reyes 21, 27)
Yavé habló a Elías de Tisbé y le dijo: «¿Has visto cómo se ha humillado Ajab en mi presencia? (1 Reyes 21, 28)
Lo demás referente a Ajab está en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel; allí mencionan sus obras, la casa de marfil que construyó y las ciudades que edificó. (1 Reyes 22, 39)