Found 10478 Results for: Ara

  • Vi después a otro ángel formidable que bajaba del cielo envuelto en una nube; el arco iris rodeaba su cabeza, su cara era como el sol y sus piernas como columnas de fuego. (Apocalipsis 10, 1)

  • Yo me preparaba a escribir lo que habían dicho los siete truenos, cuando una voz desde el cielo me dijo: «Guarda en secreto las palabras de los siete truenos, no escribas nada.» (Apocalipsis 10, 4)

  • Después me entregaron una vara de medir, diciéndome: «Vete, mide el Templo de Dios y el altar, y haz el censo de los que vienen a adorar. (Apocalipsis 11, 1)

  • No midas el patio exterior ni lo tomes en cuenta, pues ha sido entregado a los paganos, quienes pisotearán la Ciudad Santa durante cuarenta y dos meses. (Apocalipsis 11, 2)

  • Yo enviaré a mis dos testigos vestidos con ropa de penitencia, para que proclamen mi palabra durante mil doscientos sesenta días. (Apocalipsis 11, 3)

  • Estos son los dos olivos y las dos lámparas que están ante el Dueño de la tierra. (Apocalipsis 11, 4)

  • Si alguien intenta hacerles mal, saldrá de su boca fuego y devorará a sus enemigos; así perecerá el que intente maltratarlos.» (Apocalipsis 11, 5)

  • Tienen poder para cerrar el cielo y que no caiga lluvia mientras dure su misión profética; tienen también poder para convertir las aguas en sangre y castigar la tierra con toda clase de plagas siempre que quieran. (Apocalipsis 11, 6)

  • Cuando hayan concluido su misión, la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará. (Apocalipsis 11, 7)

  • Los habitantes de la tierra se alegran y se felicitan por ello, y se intercambian regalos, porque estos dos profetas eran para ellos un tormento. (Apocalipsis 11, 10)

  • El segundo ¡Ay! ya pasó. El tercero está para llegar en seguida. (Apocalipsis 11, 14)

  • Tocó el séptimo ángel su trompeta; entonces resonaron grandes voces en el cielo: «Ahora el mundo ha pasado a ser reino de nuestro Dios y de su Cristo. Sí, reinará por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 11, 15)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina