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Pero el rey de Asur descubrió que Oseas lo traicionaba, ya que había enviado mensajeros a So, rey de Egipto,y no le pagaba los impuestos como lo venía haciendo cada año. Salmanasar lo hizo detener y luego encarcelar. (2 Reyes 17, 4)
El ejército del rey de Asur sometió a todo el país de Israel, y llegó a Samaria, que sitió durante tres años. (2 Reyes 17, 5)
En el noveno año de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, desterró a los israelitas a Asur y los estableció en Jalaj, a orillas del Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos. (2 Reyes 17, 6)
hasta que Yavé arrojó a Israel de su presencia, como había amenazado por medio de sus servidores los profetas; desterró a Israel de su tierra, al país de Asur, hasta el día de hoy. (2 Reyes 17, 23)
El rey de Asur hizo venir pobladores de Babilonia, de Cutá, de Avá, de Jamat y de Sefarvayim, y los ubicó en las ciudades de Samaria, en lugar de los israelitas. Esta gente ocupó el país de Samaria y permaneció en sus ciudades. (2 Reyes 17, 24)
Entonces dijeron al rey de Asur: «Las personas que has desterrado y enviado a Samaria y a sus ciudades para poblarlas no saben cómo se debe honrar a Yavé, el Dios de aquel país, y él ha enviado leones que los matan.» (2 Reyes 17, 26)
Entonces el rey de Asur dio esta orden: «Que vuelva allá uno de los sacerdotes que hemos desterrado de Samaria; que vaya a vivir con aquella gente y que les enseñe la manera de honrar al Dios de aquella tierra.» (2 Reyes 17, 27)
Por eso, Yavé estuvo con él y tuvo éxito en todo lo que emprendía. Se rebeló contra el rey de Asur y ya no le estuvo sometido. (2 Reyes 18, 7)
En el año cuarto del reinado de Ezequías, que es el año séptimo de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, vino Salmanasar, rey de Asur, contra Samaria y la sitió. (2 Reyes 18, 9)
El rey de Asur deportó a los israelitas a Asur y los ubicó en Jalaj, sobre el Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos. (2 Reyes 18, 11)
El año catorce del reinado de Ezequías subió Senaquerib, rey de Asur, invadió Judá, sitió todas las ciudades fortificadas y se apoderó de todas ellas. (2 Reyes 18, 13)
Ezequías, rey de Judá, mandó decir a Senaquerib, que se hallaba en Laquis: «He actuado mal, deja de atacarme y haré lo que tú me digas.» El rey de Asur impuso a Ezequías una contribución de trescientos talentos de plata y treinta de oro. (2 Reyes 18, 14)