Found 228 Results for: Faraón

  • Salomón hizo subir a la hija del faraón desde la ciudad de David a la casa que había edificado para ella; pues se decía: «No puedo dejar a una mujer en la casa de David, rey de Israel; porque los lugares donde ha estado el Arca de Yavé son sagrados.» (2 Crónicas 8, 11)

  • Obraste milagros y prodigios contra el faraón, contra sus ministros y todo su pueblo, pues supiste que nos habían tratado duramente, y te has hecho famoso hasta el día de hoy. (Nehemías 9, 10)

  • Envió señales y prodigios en medio de ti, Egipto, en contra del Faraón y de todos sus siervos. (Salmos 135, 9)

  • allí tumbó a Faraón y a su ejército, porque su amor perdura para siempre. (Salmos 136, 15)

  • Recuerden cómo nuestros antepasados fueron salvados en el mar Rojo cuando los perseguía el ejército del faraón. (1 Macabeos 4, 9)

  • Como yegua uncida del carro de Faraón, así eres a mis ojos, amada mía. (Cantar 1, 9)

  • ¡Son unos estúpidos los príncipes de Zoan,! Los sabios de Faraón forman un ministerio de imbéciles, y todavía dicen al Faraón: «Yo soy un alumno de sabios, un alumno de antiguos reyes.» (Isaías 19, 11)

  • Están saliendo para Egipto, sin haberme consultado, para pedirle asilo al faraón y refugiarse bajo la sombra de Egipto. (Isaías 30, 2)

  • Ustedes esperan la protección del faraón, pero serán defraudados; la sombra de Egipto no será más que decepción para ustedes. (Isaías 30, 3)

  • Ya sé, tú cuentas con la ayuda de esa caña rota que es Egipto, que rompe y traspasa la mano del que se apoya en ella. Así se porta el faraón con todos los que confían en él. Ustedes, tal vez, me dirán: (Isaías 36, 6)

  • A Faraón, rey de Egipto, con sus ministros, sus príncipes y su pueblo, (Jeremías 25, 19)

  • Por otra parte, los caldeos que estaban sitiando a Jerusalén, habiendo tenido noticia que el ejército de Faraón había salido de Egipto, se retiraron de la ciudad. (Jeremías 37, 5)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina