Found 56 Results for: Pagar

  • Entonces ella se lo fue a decir al hombre de Dios. Este le dijo: «Anda a vender el aceite para pagar tus deudas y, con el dinero que sobre, podrás vivir tú y tus hijos.» (2 Reyes 4, 7)

  • sino que se empleaba para pagar a los que hacían los trabajos. (2 Reyes 12, 15)

  • No se pedía cuentas a los encargados de pagar a los artesanos, porque lo hacían con toda honradez. (2 Reyes 12, 16)

  • Joaquim entregó la plata y el oro al faraón y, para pagar la contribución que el faraón exigía, impuso una tasa a todo el país. Cada uno tuvo que pagar su cuota según lo que poseía. Así Joaquim cobró de todo el pueblo el oro y la plata que debía dar al faraón. (2 Reyes 23, 35)

  • Otros decían: «Tuvimos que pedir dinero prestado a cuenta de nuestros campos y viñas para pagar el impuesto al rey. (Nehemías 5, 4)

  • que tenga piedad de él y diga: «Líbralo, ¡oh Dios!, de bajar al sepulcro, aquí tengo lo que él debía pagar.» (Job 33, 24)

  • El malo morirá por su maldad y los que odian al justo, lo tendrán que pagar. (Salmos 34, 22)

  • Pero el Señor libra el alma de sus siervos, el que se ampara en él no tendrá que pagar. (Salmos 34, 23)

  • estuvo obligado a pagar él y sus sucesores un impuesto muy importante, dar rehenes y ceder algunas de sus mejores provincias, (1 Macabeos 8, 7)

  • Nicanor se proponía obtener dos mil talentos con la venta de esclavos judíos, para pagar el tributo debido por el rey a los romanos. (2 Macabeos 8, 10)

  • El que se había propuesto pagar el tributo debido a los romanos con la venta de los judíos, afirmaba ahora que éstos eran invencibles e invulnerables, pues tenían a Alguien que luchaba por ellos siempre que obedecieran las leyes prescritas por él. (2 Macabeos 8, 36)

  • Enfurecido, se propuso hacer pagar a los judíos la ofensa que acababa de recibir en Persépolis cuando lo obligaron a huir. Mandó al conductor de su carro que apresurara la marcha y no parara hasta terminar el viaje. Ya el juicio de Dios venía sobre él, pues, orgulloso, decía: «En cuanto llegue a Jerusalén la convertiré en un cementerio de judíos.» (2 Macabeos 9, 4)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina