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  • Cuando Sedecías, rey de Judá, y todos sus soldados los vieron allí, huyeron de noche, saliendo de la ciudad por el camino del parque real, que pasa por la puerta que está entre las dos murallas, y se dirigieron hacia el valle del Jordán. (Jeremías 39, 4)

  • Los caldeos incendiaron el palacio real y las casas del pueblo, y demolieron las murallas de Jerusalén. (Jeremías 39, 8)

  • Pues bien, en el séptimo mes, Ismael, hijo de Netanías, nieto de Elisama y que tenía sangre real, vino con diez hombres a visitar a Godolías, en Mispá. Y mientras estaban comiendo con él, (Jeremías 41, 1)

  • Incendió el Templo de Yavé, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. (Jeremías 52, 13)

  • Estaban todos los personajes de la familia real, los ancianos y el pueblo, desde el más pequeño hasta el más grande, cuantos habitaban en Babilonia junto al río Sud. (Baruc 1, 4)

  • Luego tomó un retoño de raza real, pactó con él una alianza y le impuso un juramento. Incluso se llevó a los responsables del país (Ezequiel 17, 13)

  • (Un fuego que salió de su tronco devoró sus sarmientos y sus racimos.) ¿Qué le pasó? No más rama vigorosa, no más cetro real. Es una lamentación, y ¡cuánto no se lamentarán! (Ezequiel 19, 14)

  • Pero Daniel se dirigió con palabras sabias y prudentes a Aryok, jefe de la guardia real, que debía ejecutar a los sabios de Babilonia, (Daniel 2, 14)

  • Doce meses después, paseándose por la terraza del palacio real de Babilonia, (Daniel 4, 26)

  • el rey decía: «¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué como mi residencia real, con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad? (Daniel 4, 27)

  • Todos los ministros del reino, prefectos, gobernadores, consejeros y funcionarios aconsejan de común acuerdo que se promulgue un decreto real con la siguiente prohibición TTodo el que en el término de treinta días dirija una oración a cualquiera que sea, dios u hombre, fuera de ti, oh gran rey, será arrojado al foso de los leones. (Daniel 6, 8)

  • Entonces se presentaron al rey y le dijeron sobre la prohibición real: «¿No firmaste tú una prohibición según la cual todo el que dirigiera, en el término de treinta días, una oración a cualquiera que fuera, dios u hombre, fuera de ti, oh rey, sería echado al foso de los leones? RRespondió el rey: «La cosa está decidida, según la ley de los medos y los persas, que es irrevocable.» (Daniel 6, 13)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina