Found 127 Results for: Samuel

  • Samuel tomó entonces un cordero lechón y lo ofreció en sacrificio a Yavé, suplicándole por el pueblo; y Yavé lo escuchó. (1 Samuel 7, 9)

  • En el mismo momento en que Samuel ofrecía el sacrificio, los filisteos se lanzaron al ataque contra Israel. Pero la voz de Yavé resonó como un trueno en medio de los filisteos, cundió el pánico entre ellos y fueron vencidos por los hombres de Israel. (1 Samuel 7, 10)

  • Samuel tomó entonces una piedra y la puso entre Mizpá y Jesana y dio a aquel lugar el nombre de Ebena-Ezer, es decir, «piedra del socorro», diciendo: «Hasta aquí nos ha socorrido Yavé.» (1 Samuel 7, 12)

  • Después de esta derrota los filisteos no se atrevieron a invadir más el territorio de Israel. Así la mano de Yavé se hizo sentir contra los filisteos mientras vivió Samuel: (1 Samuel 7, 13)

  • Samuel fue juez de Israel mientras vivió. Cada año hacía un recorrido por Betel, (1 Samuel 7, 15)

  • Cuando Samuel llegó a anciano, dejó a sus hijos como jueces de Israel. (1 Samuel 8, 1)

  • Se reunieron, pues, los jefes de Israel y fueron a Ramá, donde estaba Samuel, (1 Samuel 8, 4)

  • A Samuel no le gustó nada que le hubieran dicho: «Danos un rey para que nos gobierne»; e invocó a Yavé. Y Yavé dijo a Samuel: «Dale a tu pueblo lo que te pide. (1 Samuel 8, 6)

  • Samuel transmitió al pueblo que le había pedido un rey todo lo que le había dicho Yavé. (1 Samuel 8, 10)

  • El pueblo no quiso escuchar a Samuel y dijo: «¡No! Tendremos un rey y nosotros seremos también como los demás pueblos: (1 Samuel 8, 19)

  • Oyó Samuel todas las palabras de su pueblo y las repitió a los oídos de Yavé. Pero Yavé dijo a Samuel: «Hazles caso y dales un rey.» (1 Samuel 8, 21)

  • Samuel dijo entonces a todos los hombres de Israel: «Vuelva cada uno a su ciudad.» (1 Samuel 8, 22)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina