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Entonces llegó Gaal, hijo de Obed, acompañado de sus hermanos, el cual se ganó la confianza de los señores de Siquem. (Jueces 9, 26)
vean cuál de todos los hijos del rey es el mejor y más capaz y háganlo sentar en el trono de su padre y prepárense para defender a sus señores.» (2 Reyes 10, 3)
Se burlaba de los judíos y decía delante de sus hermanos y de los señores de Samaria: «¿Qué pretenden hacer esos miserables judíos? ¿Acaso van a construir, terminar y celebrar la inauguración en un día? ¿Creen acaso dar vida a esas piedras calcinadas, sacadas de montones de escombros?» (Nehemías 3, 34)
y pidió también que comparecieran ante él los siete grandes señores, persas y medos, que formaban su consejo y que ocupaban los primeros puestos del reino. (Ester 1, 14)
Uno de los señores, llamado Memukán, pidió la palabra y dijo: «La reina Vasti no sólo ha ofendido al rey, sino también a nosotros, los grandes señores, y a todos tus súbditos en las provincias de tu imperio. (Ester 1, 16)
luego revista con ese traje al hombre que el rey desea distinguir, hágalo montar en el caballo y vaya por la plaza de la ciudad anunciando delante de él: «¡Miren, señores, cómo trata el rey a la persona que desea distinguir!» «Muy bien, añadió el rey. (Ester 6, 9)
¿Hasta cuándo, señores, no querrán entender? ¿Por qué aman la falsedad y buscan la mentira? (Salmos 4, 3)
Den gracias al Señor de los señores, porque su amor perdura para siempre. (Salmos 136, 3)
OhYavé, nuestro Dios, otros señores, fuera de ti, nos han dominado, mas no recordaremos otro nombre que el tuyo, a ti solo conocemos. (Isaías 26, 13)
Les darás estas instrucciones para sus señores: Aquí tienen una palabra de Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel, comuníquensela a sus señores... (Jeremías 27, 4)
Y luego dirás a propósito de los señores de Jerusalén: Esta palabra de Yavé está destinada a los habitantes de Jerusalén, a todos los que están todavía en la tierra de Israel: Comerán su pan en medio de la angustia, beberán su agua en medio de su tristeza, porque su país será desolado, privado de sus riquezas a causa de la violencia de sus habitantes. (Ezequiel 12, 19)
Esto dice todavía Yavé: Ya no habrá señores en Nof ni príncipes en Egipto ( ). Devastaré a Patros, quemaré Soan y castigaré a No. (Ezequiel 30, 13)