Found 172 Results for: Treinta

  • En el año treinta y siete de la deportación de Joaquín, rey de Judá, en el mes decimosegundo, el día veintisiete, Evil-Merodac, rey de Babilonia, el mismo año que comenzó a reinar, tuvo compasión de Joaquín y lo sacó de la cárcel. (2 Reyes 25, 27)

  • Estos seis le nacieron en Hebrón, donde reinó siete años y seis meses. Reinó en Jerusalén treinta y tres años. (1 Crónicas 3, 4)

  • Tenían el cargo según sus genealogías, de mantener tropas de guerra con hombres armados en número de treinta y seis mil; pues tenían muchas mujeres e hijos. (1 Crónicas 7, 4)

  • Hijos de Bela: Esbón, Uzí, Uzziel, Yerimot e Irí: cinco jefes de las casas paternas, esforzados guerreros, inscritos en las genealogías en número de veintidós mil treinta y cuatro. (1 Crónicas 7, 7)

  • Tres de los Treinta bajaron al principio de la siega a la cueva de Adullam, donde estaba David, mientras los filisteos se hallaban acampados en el valle de los Rafaím. (1 Crónicas 11, 15)

  • Abisay, hermano de Joab, era el jefe de los Treinta. Hirió con su lanza a trescientos hombres y conquistó renombre entre los Treinta. (1 Crónicas 11, 20)

  • Fue el más famoso de los Treinta, llegando a ser su capitán, pero no igualó a los tres. (1 Crónicas 11, 21)

  • Esto hizo Banaías, hijo de Yoyada, y se conquistó gran fama entre los treinta héroes. (1 Crónicas 11, 24)

  • Fue muy famoso entre los Treinta, pero no igualó a los Tres. David lo admitió en su guardia personal. (1 Crónicas 11, 25)

  • Adina, hijo de Sizá, el rubenita, jefe de los rubenitas, y con él treinta; (1 Crónicas 11, 42)

  • Jismaías, de Gabaón, valeroso como los Treinta y tal vez más que ellos; (1 Crónicas 12, 4)

  • Entonces el Espíritu estuvo sobre Amasías, jefe de los Treinta; dijo: «Tuyos somos, oh David, y contigo estamos, oh hijo de Jesé; paz, paz a ti; y paz a quienes te ayuden; ya que a ti te defiende tu Dios.» David los recibió y los hizo jefes de sus tropas. (1 Crónicas 12, 19)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina